Consejo de Ministros del 15 de noviembre, el primero tras el 10-N y tras el preacuerdo PSOE-Podemos. Comparecen la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, acompaña a la portavoz y titular de Educación, Isabel Celaá.

Valerio nos vende el decreto para poder abonar la paga extra de las pensiones.

Doña Magdalena da vueltas y más vueltas para no decir lo que debía decir: que el sistema público de pensiones no es sostenible con una población tan envejecida como la española. Asegura que abonará la paga extra de diciembre con una aportación del Estado, que no deja de ser un adelanto, dado que le compensará con los ingresos de la seguridad social de noviembre a diciembre, pero que no oculta el drama del pago imposible de un nómina de jubilados creciente.  

Insiste en lo que todo el mundo sabe falso: que si luchamos contra el fraude de la Seguridad Social (ese que se produce porque tenemos las cuotas sociales más altas de Europa), dedicamos más impuestos a las pensiones (¿de qué partidas quitamos ese dinero?) y subimos los salarios (¿cómo van a subir los salarios con esos impuestos laborales abusivos?)… pues entonces vamos a poder seguir pagando las pensiones.

Oiga, también podría suceder que si a los empresarios se les exigen unos impuestos imposibles, o bien se van a la economía sumergida, o bien paguen salarios mínimos o bien vendan su empresa, no cree ningún otro puesto de trabajo y se dedique a invertir en bolsa, que para eso no hace falta mucha plantilla. Y ese panorama no está muy lejos de lo que ocurre en Esaña

Y cuando Hispanidad le pregunta si va a subir las cotizaciones sociales no responde, sólo asegura que espera aumentar la recaudación.

En definitiva, una demagoga maleducada, al que el problema de las pensiones le viene, no grande, le viene enorme.

Celaá se niega a responder quién debe educar a los hijos: si los padres o el Estado

Por su parte, Isabel Celaá sigue en su estilo: anteayer el gobierno de coalición con Podemos no era posible y hoy es la única ecuación posible. La ciudadanía puede contar con el proyecto liderado por Pedro Sánchez para avanzar, no para retroceder.

Los españoles han dicho que apuestan por medidas progresistas (¿En serio?). “Sólo hay una alternativa: la que lidera Pedro Sánchez”. Pues no, había otra: PSOE-PP.

Y la guinda de la tarta en forma de nueva cursilería, en referencia a Cataluña: “Conviviendo todos estaremos menos solos”. Que Gobierno más hortera tiene Pedro Sánchez.

Y entonces llegamos a la polémica de la semana: según Celaá, la libertad de enseñanza no implica la elección de centro. Hombre, algo debe tener que ver.

Hispanidad le pregunta si a los niños les debe educar los padres o el Estado. Es ahí cuando la ministra de Educación pierde los papeles: asegura que esa no es pregunta para una rueda de prensa -es una experta periodista- y repite que se ha creado una polémica estéril.

Valerio, una demagoga vulgar a la que el problema de las pensiones le viene grande

Y encima no aporta lo datos sobre el coste del puesto escolar en la pública y enseñanza privada. Ya se lo decimos nosotros. De todo esto se deduce algo muy sencillo señora ministra: los padres que llevan a sus hijos a un centro concertado le está ahorrando mucho dinero al resto de los españoles: pagan a una parte del coste de su hijo y pagan vía impuestos el coste de la enseñanza pública.

Y esto es bello e instructivo, porque resulta que la ministra Celaá (“como bien comprenderá no tengo las cifras aquí”) desconoce el coste del puesto escolar en la pública y en la privada. No se preocupe, ya se lo contamos nosotros: el alumno en la escuela publica nos cuesta 5.436 euros por 2.886 en la privada. Pero hombre, ministra, debería estar usted promocionando la escuela privada a todo trapo. Mire lo mucho que se ahorraría.

De todas las maneras, ya está bien de tanta hipocresía: lo que quiere cargarse el Gobierno no es la enseñanza privada, sino la enseñanza católica. No es progresismo, es cristofobia. Y quieren cargarse la enseñanza católica en la pública y en la concertada. Lo del PSOE y Podemos es la perversión de la infancia. Por ejemplo, enseñando a los pequeños desde la perversa ideología de género.

Para el PSOE se trata de forzar a los empresarios y trabajadores activos para que paguen su jubilación a los pasivos. Así, no conseguirán pagar las jubilaciones pero dispararán el paro

¿Y el cheque escolar? Eso ni se menciona, hombre. El único sistema que sí asegura la libertad de enseñanza, el bono escolar, sólo lo ha propuesto Vox. Pero son fascistas.    

En resumen, esto es el Sanchismo: progresismo, feminismo y ecologismo. Es decir, pervertir a los niños y arruinar a las clases medias.

Ahora bien, tengan en cuenta que se trata del único gobierno posible y que lo lidera Pedro Sánchez.