Lo dice el CIS: en España un 69% de la población se declara católica. Un 21,1% de los españoles es practicante frente a un 47,9% de cristianos que no lo son. Ahora bien, las cifras han ido aumentado según los sondeos. Las encuestas abrieron 2018 afirmando que un 68,5% se confiesa católico y mantienen una media de 67,73% desde entonces hasta el mes pasado.

Por su parte, la Fundación Francisco Ferrer Guardia publica este martes su informe anual sobre laicidad y religiosidad, en donde piden el “fin del Concordato con la Santa Sede” ya que la Iglesia goza de “privilegios” de tipo “económico, jurídico y educativo”. No se alejan de la idea del Gobierno Sánchez -caracterizado por su cristofobia- de asfixiar económicamente a la Iglesia utilizando el Impuesto sobre Bienes Inmuebles -gravamen que tampoco pagan ONGs, partidos políticos, etc-. De imponerlo, y teniendo en cuenta su carácter histórico, no podría hacer frente a los pagos y, los de Sánchez lo saben.

En el mundo también aumenta el número de católicos aunque desciende el de sacerdotes

Y es que, afirman, el número de católicos practicantes ha caído hasta 26,6%. Añaden que los jóvenes son el sector menos religioso -de los 18 hasta los 24 años, el porcentaje de no creyentes asciende hasta el 48,9%-. Asimismo, apuntan que 8 de cada 10 matrimonios son civiles y tan solo el 14,2% marca la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta.

A nivel mundial, la religión católica crece, en especial en Hispanoamérica. Bajo el mandato del Papa Francisco, un 18% de la población se declara católico. Los números crecieron de 1.299 millones en 2016 a 1.313 millones en 2017. Sin embargo, y ya lo avisó el Papa Benedicto XVI, el catolicismo se está convirtiendo en una religión de minorías: se estanca el número de fieles que asisten a misa los domingos, mientras los que acuden a diario -minoría, ciertamente- no deja de aumentar.