Aciprensa publicó recientemente que la Santa Sede y la República Popular China habían decidido prorrogar por otros dos años el Acuerdo Provisional para el nombramiento de Obispos, aprobado el 22 de septiembre de 2018 en Pekín, y que caducaba el pasado 22 de octubre. Tras la renovación, el Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y China seguirá en vigor hasta el 22 de octubre de 2022.

En un comunicado difundido por la Sala de Prensa del Vaticano, se informaba de que “la Santa Sede, considerando positivo el período de aplicación de dicho Acuerdo de fundamental valor eclesial y pastoral, gracias a la buena comunicación y colaboración entre las partes en la materia convenida, está dispuesta a continuar con el diálogo abierto y constructivo para favorecer la vida de la iglesia católica y el bien de pueblo chino”.

En virtud del Acuerdo, la Santa Sede readmitió en la plena comunión eclesial a los obispos “oficiales”, ordenados sin mandato pontificio en China.

A pesar de este acuerdo, el régimen comunista chino no abandonó la persecución religiosa contra los católicos en distintos lugares del país

Sin embargo, y a pesar de este acuerdo, el régimen comunista chino no abandonó la persecución religiosa contra los católicos en distintos lugares del país.

Y hoy, La Razón, cuenta otro ejemplo de esa persecución contra los cristianos por parte de la dictadura comunista china. Se trata del caso del padre Giuseppe Lu, quien fue detenido, junto con otros dos sacerdotes, por mantenerse fieles a Roma y negarse a aceptar el trágala comunista de la «Asociación Católica Patriótica».

"El padre Lu lleva en su cuerpo y en su mente los estigmas del sufrimiento desde hace décadas. A sus 55 años ha pasado la mitad de su vida en la cárcel. Le liberaron en 2014 y ha vuelto a una celda, secreta, del régimen. No hay noticias de su paradero ni de la acusación”, añade este medio.