Una periodista polaca me hace llegar una noticia publicada en su país: el Ministerio del Interior polaco propone enviar policía y guardia de fronteras polacas a España para ayudarnos a vigilar nuestras fronteras. ¡Qué bochorno!

Pero es lógica la propuesta. Si algo reina en la España de hoy es la cobardía, sobre todo en Moncloa.

Ya hemos repetido que si España no responde al chantaje de Marruecos, el Gobierno despótico de Rabat nos humillará de nuevo. También de forma cobarde, dado que, también lo hemos repetido durante esta semana, ha utilizado a balas humanas contra España

Un degenerado como el Rey Mohamed VI de Marruecos es capaz de proseguir con la hazaña y encima vanagloriarse de ella. Y seguir pidiendo dinero a España y a Europa, y seguir entrando en nuestras aguas territoriales y, a la postre, conquistar Ceuta y Melilla, y luego Canarias y luego Andalucía, que no en vano ya tienen en España una bomba de relojería consistente en los cerca de 900.000 marroquíes que viven en el país. Estoy seguro que no se ha integrado ni el 1% y estoy convencido de que el número de agradecidos por la acogida española es del 0%.

España debe aprender a valerse por sí misma. Europa es algo al que aportar, no algo que recibir. Y tampoco debe esperar mucho de un Occidente en decadencia. Buena prueba de ello es que la OTAN no defenderá Ceuta y Melilla en caso de ataque bereber.

En Ceuta se ha iniciado un proceso que pone en peligro las dos plazas africanas, Canarias y hasta la península, donde viven 900.000 marroquíes no integrados

España debe trasladar sus tropas a Canarias, Ceuta y Melilla. Debe cerrar las dos plazas africanas incomunicándolas de Marruecos, porque es de allí de donde entran y salen los enemigos del país.

Debe ubicar en las dos plazas una base aérea (con la imprescindible construcción de un aeropuerto en Ceuta, volcado al mar) y otra naval. Porque es allí donde necesitamos a nuestros soldados. No sería un mal paso romper las relaciones diplomáticas con Marruecos y, por supuesto, armar al Frente Polisario para que se enfrente a las tropas marroquíes.

España también debe luchar por su independencia económica y tecnológica. No puede depender de otras potencias y debe ser más consciente de sus propias posibilidades.

Porque los enemigos de España, que son muchos, sobre todo por su identidad católica y mariana, huelen el miedo y se aprovechan. Un pueblo de historia valiente ha acabado por huir de sus propios problemas, con un montón de gobernantes cobardes, con un monarca que no se atrevió a evitar un gobierno socio-comunista, un cobardón en Moncloa, enmarcado de sí mismo, cruel con los suyos y plastilina frente a sus enemigos, incapaz de librar batalla alguna pero ferozmente guerracivilista. Un jefe de la oposición que acusa al presidente de no ser lo suficientemente cauto con Marruecos, cuando lo que debería hacer era animarle a golpear al venenoso y cobardón vecino del sur. Y un país cobarde que se preocupa de los que violan sus fronteras y es incapaz de tener esas mismas entrañas de piedad hacia sus compatriotas ceutíes.

No me extraña que los polacos nos ofrezcan su policía.