Rabat advierte a Madrid que hospitalizar en España al jefe del Polisario tendrá “consecuencias”. No es nada personal: son negocios.

A lo largo de los años, España ha ido cediendo posiciones ante el permanente chantaje marroquí. No sólo los gobiernos de izquierdas sino también los de derechas.

Naturalmente, como “el moro es taimado” (acabo de incurrir en fiera xenofobia cervantina), Mohamed VI se ha ido creciendo, a costa de utilizar a los subsaharianos -dicho negros, que de raza negra son y no debería suponer desdoro, sino orgullo- como, atención, a sus propios ciudadanos marroquís, a los que también utiliza como balas humanas contra España.  

Sí, el rey de Marruecos utiliza a sus propios ciudadanos más desesperados -pobrecillos- como misiles contra España, en su afán por seguir viviendo del dinero que España le regala. Cuando no le pagamos lo que considera suficiente, arroja a sus desesperados sobre nuestros costas o permite que salten la valla de Ceuta y Melilla. En paralelo, don Mohamed continúa conquistando Ceuta y Melilla sin disparar un solo tiro, demográficamente… mientras Madrid lleva cuatro décadas mirando hacia otro lado ante la insumisión diaria de los musulmanes en Ceuta y Melilla, donde se comportan cada día con actitud más altiva.

En la presente ocasión, la excusa es, de nuevo… otra excusa. España ha acogido en un hospital, pues precisaba de una operación quirúrgica, al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. A partir de ahí, Marruecos, con su habitual diplomacia hipócrita, ha ido reaccionando ‘al alza’. El último comunicado del Gobierno de Su Majestad alauí no ha sido sino una mentira, un insulto y una amenaza… a la que el cobardica de Pedro Sánchez no ha respondido.

El comunicado habla, en términos de matón, de que la actitud española tendrá “consecuenciaspor que lo sucedido es “un acto premeditado y una decisión soberana de España, de la que Marruecos toma nota”.

Ya verán cómo empiezan a llegar nuevas pateras de pobres desgraciados, alentados por las mafias marroquíes, cómo se producen nuevos asaltos de nuevos desesperados a las vallas de Ceuta y Melilla y cómo la población musulmana de las dos plazas que España tiene en África, empieza a soliviantarse de nuevo. Y ojo, porque más de un tercio de los regulares son marroquíes y no sería la primera vez que traicionaran a España nuestros propios soldados musulmanes.

El asunto reviste especial gravedad porque la cobardía de Pedro Sánchez y su ineptitud para mantener en pie la cuestión de la soberanía en Gibraltar tras el Brexit, ha hecho que Londres se crezca, justo al otro lado del Estrecho.

En resumen, España se encuentra en su flanco sur sometida a un doble fuego. El ejército británico es nuclear y provocador y el ejército marroquí se ha modernizado a marchas forzadas y se comporta de forma igualmente provocadora.

Y todo esto exigiría plantearse una doble decisión para defenderse de la tenaza anglo-marroquí: militarizar Ceuta y Melilla, ampliar el puerto de ambas ciudades y, muy importante, construir un aeropuerto civil y militar en Ceuta, sobre el mar. Al tiempo, crear la valla de Ceuta y Melilla.  

Y debería hacerse ahora, antes de que sea demasiado tarde.