Enternecedor y cariñosísimo recibimiento de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, responsable primera de la cristofobia rampante del Gobierno Sánchez, al nuncio de Su Santidad en España, el filipino Bernardito Auza, con el que hizo manitas (no, no eso que está usted pensando, malcriado).

Todo ello tras asegurar en la SER, territorio amigo, que ella parte peras con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin… el mismo que se vio obligado a desmentir a la embustera de Calvo cuando la Iglesia abrió la posibilidad de que Franco fuera enterrado en la Almudena.

Debemos entender que ya no estamos en época de anticlericalismo sino de cristofobia, de profundo odio, no a los curas, sino a Cristo

Si algo le gusta a doña Carmen es soltar aquello de “el secretario de Estado vaticano me ha dicho…”.

Y sí, la prensa progre ha cogido muy bien el mensaje: El Ejecutivo pretende puentear a los obispos españoles desautorizarles, y pactar con el Estado vaticano nada menos que la asfixia económica a la Iglesia y una nueva desamortización.

La verdad es que doña Carmen nunca ha ocultado lo que pretende: imponer el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) a la iglesia -sería la única entidad sin ánimo de lucro de España que lo pagara- y al tiempo, robarle el patrimonio a los curas, una tercera desamortización, bajo la engañifa de las inmatriculaciones.

Para que lo entiendan: la Iglesia no es de Cristo, es del pueblo, o sea, de Pedro Sánchez, el nuevo Mesías

Engañifa aún más absurda que la del PIN parental . Lo que se discute es si la catedral de Zaragoza (empleo este ejemplo porque los podemitas maños intentaron arrebatársela a la iglesia para dársela al pueblo) es propiedad de la Iglesia o no. Si una catedral católica no es propiedad de la Iglesia católica, ¿de quién puñetas es?

Pues doña Carmen dice que la Iglesia ya ha inmatriculado (natural) cerca de 30.000 propiedades que el Estado pretende arrebatarle o cuestionarle. 

Puñaladita de la Vice al Nuncio: te recibo con mucho amor… y ninguneo a los obispos

Pero atención: no se trata de hacerse con piedras -que también- sino de que el Gobierno co-gestione los templos, trampolín para la prohibición y/o profanación de la Eucaristía. Sí, ese es el objetivo principal. Ya no estamos en época de anticlericalismo sino de cristofobia, de profundo odio, no a los curas sino a Cristo.

Para que lo entiendan: la Iglesia no es de Cristo, es del pueblo, o sea, de Pedro Sánchez, el nuevo Mesías.