Ciudadanos rompe su relación con Manuel Valls por haber cedido sus apoyos con el fin de investir a Ada Colau como alcaldesa de Barcelona. A raíz de esto, la formación de Albert Rivera ha decidido constituir su propio grupo en el Ayuntamiento, con los tres concejales que posee, para "tener voz propia". 

Cumple así con la orden masónica que rechaza a los populismos -tanto de izquierdas (Podemos) como de derechas (Vox)-, pero que busca una alianza entre Ciudadanos y el PSOE, que cada vez se acerca más. Luis Garicano, eurodiputado de la formación de Rivera, lo dejaba claro durante la mañana del lunes en el Congreso: "Los populistas y nacionalistas tienen como único objetivo destruir el mayor proyecto de paz y reconciliación, democracia y derechos humanos". Ni con Podemos ni con Vox.

Continúan las advertencias a Ciudadanos desde Francia: "No apoyamos alianzas con gente antiinmigrante y neofranquista"

Asimismo, la secretaria de Estado francesa para Asuntos Europeos, Amélie de Montchalin, ha advertido que pedirán a los eurodiputados de Ciudadanos que aclaren su postura respecto al grupo de Santiago Abascal, alegando que "no apoyamos alianzas con gente antiinmigrante y neofranquista". Recuerden que Emmanuel Macron, presidente de Francia, admitió no tolerar ninguna "ambigüedad" con Vox.

Por su parte, desde el PSOE insisten en formar un gobierno de cooperación, que abre la puerta a formaciones más allá de Podemos. Ya lo dijo Pablo Iglesias después de la ronda de consultas: "Que Pedro Sánchez está buscando el apoyo de Ciudadanos es evidente". Y es que mientras el socialista centra sus esfuerzos en la política nacional, Rivera ha encontrado su momento para gobernar, empezando por los ámbitos locales y regionales. Además, resulta que para alcanzar sus objetivos no hace falta que pacten, ya que con la abstención de Ciudadanos, Sánchez sería presidente, mientras que el PSOE estaría dispuesto a ceder ante Ciudadanos en ciertos territorios. Siempre, por el bien del país, naturalmente.