Sr. Director:

Sería supérfluo decirle cúal es el tema que más está inquietando en estos días.

La preocupación del Gobierno es notable y meritoria, las medidas de prevención que día a día nos llegan de bancos, comercios, isapres, etc., se multiplican. Incluso las de la Jerarquía eclesiástica que -por desgracia- decidió cancelar misas, sacramentos, etc.

Hay un problema, sí, que poco se ha levantado: el de la Fe y el recurso a Dios, de tal modo que podría tenerse la impresión de que estamos dejados a nuestra "suerte".

En realidad nada más falso. Dios está muy paternalmente vuelto hacia nosotros y extremamente atento a todo lo nuestro. Infelizmente somos nosotros quienes lo tenemos en el olvido y poco nos acordamos de recurrir a El. En otros tiempos como en el Terremoto de 1600 y tanto había procesiones en Santiago pidiendo la ayuda del Cielo. Y los terremotos cesaron...

Si damos la espalda a Dios, Dios nos dejará apenas con las medidas de salud pública, lo cual es tan poco...

Por eso creo que sería especialmente urgente que en medio de todas estas tribulaciones hiciésemos un alto en el camino, refllexionásemos y grabáramos muy a fondo en nuestros corazones aquella idea de: "¡Si levantásemos los ojos al Cielo...!