Irene Montero, ministra de Igualdad, ha pronosticado -como ya hiciera su pareja, el vicepresidente, Pablo Iglesias- que las protestas ciudadanas acabarán llegando a los domicilios de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, de Pablo Casado, líder del PP, y de Santiago Abascal, presidente de Vox. «Terminará pasando», ha advertido la dirigente podemita... pero parecerá un accidente. 

La respuesta de Casado y Ayuso ante este vaticinio de Montero, no la conocemos, pero la de Abascal la intuímos: Irene, como le dije a tu pareja Pablo, a mí casa ven tú misma, no me mandes sicarios. Y es que el líder de Vox es ya experto en enfrentar amenazas varias, asi que, una más. Y lo mismo su mujer quien hace unos meses recibió insultos varios en su cuenta de Instagram tras publicar una foto junto a su marido tras las elecciones:  «Ojalá te violen, ojalá violen a tus hijos, puta, guarra, gora ETA».

Quizá Irene y Pablo no se acostumbran a estar en el lado de la "casta" en lugar de ser unos ciudadanos más, después de que en los últimos días se hayan producido protestas vecinales en las cercanías su chalet de Galapagar (Madrid). Iglesias y Montero llevan quejándose de estos escraches, prácticas que defendieron en años anteriores, y ahora varios efectivos de la Guardia Civil impiden el paso de los manifestantes por su calle. Señora ministra, no parece que usted practique lo que predica. Por ejemplo en "La mañana de TVE", programa en el que ha expresado: "Cuando una acepta ser ministra, se viene llorada de casa"...