Un grupo de unas veinte personas se manifestaron en la noche de ayer lunes frente a la vivienda del ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, en un escrache que coincide con las protestas con cacerolas en distintos barrios de Madrid por la gestión de la crisis del coronavirus.

En un vídeo difundido en las redes sociales, se puede apreciar cómo uno de los manifestantes le grita desde la calle: «Vamos, baja, trabaja un poquito, vago». Algunos de estos ciudadanos portaban banderas de España y cacerolas, que se está convirtiendo en el símbolo de las protestas contra el estado de alarma.

Ábalos ha sido noticia recientemente por acusar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de «convocar manifestaciones en la calle sin ninguna distancia social» no con el objetivo de «reivindicar o protestar», sino con «un solo propósito: tumbar al Gobierno». Al menos, quienes se manifestaron ante la casa del ministro, la distancia social sí que la respetaron como ciudadanos cívicos y responsables. 

Seguro que el vicepresidente, Pablo Iglesias, es el que mejor puede comprender a Ábalos en estos momentos tan duros ya que este fin de semana se produjo también una cacerolada frente al chalé de Galapagar de Iglesias y Montero. Ante tal presión Marlaska ha enviado al domicilio del vicepresidente varias patrullas de la Guardia Civil para monitorizar que todo esté en orden.

 Quién se lo iba a decir a Pablo Iglesias, que no hace tanto estaba entre los 'escracheadores' y no entre los 'escrachados'. Hay que ver cómo cambian los tiempos.