En Hispanidad recogemos los casos diarios de violencia de los pobres vulnerables: en Pozuelo de Alcorcón, con Carlos, a quien apedreaban sus okupas, en San Sebastián, con desalojo por una pelea que dejó dos heridos, en Cataluña, con un edificio en riesgo de derrumbe por los destrozos causados por los okupas. O en Madrid con amenazas de muerte a la propietaria o con una pelea entre okupas que acabó provocando un incendio en un edificio que terminó derrumbándose. Hasta que llegamos a la cota máxima apalizando a una embarazada, o a una madre y su hijo o, a un concejal en pleno tapiado en el desalojo. La última: los okupas que incendiaron la casa okupada pensando que el propietario les había cortado el suministro.

Nueva muestra: Pelayos de la Presa, en Madrid, donde los vecinos llevan más de cinco años viviendo con cinco perros lobo checoslovacos sueltos, propiedad de un okupa. 

El okupa que reside en un chalé de la zona tiene a los animales sin control, sin correa y sin bozal. La última víctima fue un niño de 10 años. David, el padre, cuenta la historia al programa El tiempo justo: “Mi hijo salió de casa para ir al colegio y justo coincidió con ellos. Tres de los perros se le echaron encima. Intentó correr, pero uno lo alcanzó y lo mordió. Le han hecho mucho daño”. El menor acabó con cortes profundos, varios puntos de sutura y teniendo que ser vacunado. “Ni siquiera sabemos si estos perros están vacunados. Nunca han enseñado una cartilla, no han venido ni a disculparse”, denunciaba el padre.

Los vecinos relatan el horror con el que viven a diario. Aseguran que los niños ya no juegan en la calle y que ellos salen "mirando a todas partes" y que sus paseos se han convertido en pura supervivencia. 

Juani, una vecina, cuenta que ha tenido que invertir en una valla alta para su casa: "Es que se salta, se salta uno, uno es el que se escapa, uno es el que la lía. Trepa, se salta y luego es agresivo, te enseña los dientes y cada vez se ha puesto peor".

"Muy peligrosos. De hecho, sube ese tejado y muchas veces ha saltado hasta mi casa. Yo tengo tres niños: lo tengo a él, a una nena de 7 años y uno de 4 añitos. Ha pasado ya dos veces", explica otra vecina.

Marta también ha hablado con el programa en calidad de presidenta de la asociación vecinal para explicar que el caso está atascado en los juzgados de Navalcarnero: “La Guardia Civil no puede entrar porque el okupa no abre la puerta. Llevamos 11 días esperando a que el juez permita la incautación. Mientras tanto, los perros siguen saliendo y la gente sigue encerrada”.