En Hispanidad recogemos los casos diarios de violencia de los pobres vulnerables: en Pozuelo de Alcorcón, con Carlos, a quien apedreaban sus okupas, en San Sebastián, con desalojo por una pelea que dejó dos heridos, en Cataluña, con un edificio en riesgo de derrumbe por los destrozos causados por los okupas. O en Madrid con amenazas de muerte a la propietaria o con una pelea entre okupas que acabó provocando un incendio en un edificio que terminó derrumbándose. Hasta que llegamos a la cota máxima apalizando a una embarazada, o a una madre y su hijo o, a un concejal en pleno tapiado en el desalojo. La última: los okupas que incendiaron la casa okupada pensando que el propietario les había cortado el suministro.

Nueva muestra: el comienzo de un 'curioso' juicio en León. La Audiencia Provincial tendrá que escuchar la defensa de M.A.M.B., responsable según la acusación de un delito de homicidio por el que pide 18 años de cárcel. Según la acusación, este hombre tiró por la ventana de un quinto piso a su amigo A.T.M, quien falleció días después.

En la causa hay una segunda persona acusada, N.A.S, pareja sentimental del primer encausado que será juzgada por un delito de omisión del deber de socorro, delito por el que también acusan a M.A.M.B. La Fiscalía no ve el primer delito, pero sí el de omisión de socorro en ambos acusados, para los que pide diez meses de multa a razón de diez euros diarios: “A nuestro modo de ver en este caso prevalece la presunción de inocencia. No podemos solicitar la prisión para una persona por unos hechos que no están a priori suficientemente probados. Pero esto puede cambiar durante el juicio si hubiese indicios suficientes para considerar que puede ser autor de un delito de homicidio”.

¿Lo curioso del caso? El acusado era okupa, en la primera sesión ha negado todos los hechos, asegurando que en ese piso okupado había un "fumadero" con gente “entrando y saliendo”, pero que vivía él solo. El día en el que sucedió todo “estuvimos los tres consumiendo cocaína y alcohol y yo me fui al baño, escuché un ruido fuerte, miré por la ventana y fue cuando lo vi abajo, en el patio de luces”. “No sé qué se le pudo pasar por la cabeza para tirarse por la ventana. No tenía problemas con nadie ni problemas personales”. El acusado ha negado que su amigo le debiera dinero. 

“La vecina me dijo que estaba llamando al 1-1-2. Y ahí me asusté y salimos corriendo. Me dio miedo y me marché. Yo pensé que se había matado en el momento. Es una altura muy grande. N.A.S. y yo fuimos a la estación de autobuses a Ponferrada. Yo acababa de salir de prisión y no quería que me metieran en prisión otra vez. Era mi casa. Me dio miedo. Ella estaba conmigo en todo momento”.

La acusación, por su parte, ha afirmado que el acusado “inició una discusión con la víctima por unos estupefacientes de los que ambos eran consumidores” y “lo arrojó por la ventana a un patio interior del edificio quedando gravemente herido”.

Por su lado la defensa de la segunda acusada no ha declarado, pero sí ha reconocido que el piso funcionaba como una "narcosala" que gestionaba el okupa: “Ella iba a comprar droga porque era consumidora pero ella salió de la habitación y cuando escuchó gritos salió de la vivienda. En el estado de intoxicación en el que se encontraba, sin conocimientos sanitarios, nada había podido hacer por salvar su vida”.

¿Lo ven? Vulnerables de tomo y lomo.