En Hispanidad les hemos hablado de cómo el plan de Sánchez para censurar a la prensa sigue adelante. El presidente ataca por todos los frentes: contra Ayuso, desde RTVE, por redes sociales...

La cosa se puso seria hace una semana. El Pleno del Congreso acordó, para vergüenza de todos, la toma en consideración para reformar el Reglamento del Congreso. Lo impulsó por el PSOE, con los votos a favor de Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria, y sólo con la oposición de PP, Vox y UPN. 

¿El objetivo? Poder sancionar a los periodistas acreditados en el Congreso y revocar muchas de estas acreditaciones a los medios que obstaculizan la labor parlamentaria y de la prensa en la Cámara. Es decir, a los periodistas y medios que no sólo alaban al señor presidente y que hacen preguntas incómodas, es decir, los pseudoperiodistas por los que Sánchez esta obsesionado.  

Pero Sánchez lo hace primero, por y para el bien de la ciudadanía, para protegerles del bulo y la desinformación, y segundo, para proteger a los políticos y periodistas de acosadores. 

Aseguran las asociaciones de la prensa que los periodistas ultras acosan al reto de sus compañeros... Sí, dos acosan a 100.

Y ahora nos llega un nuevo caso donde puede verse el acoso de una reportera a una expolítica, Esperanza Aguirre, acosada por La Sexta, o como la popular le canta: La secta, la secta, la secta. Lo denuncia uno de esos ultras que dice el Gobierno, el periodista Bertrand Ndongo: "Pues sí, hay que quitar las acreditaciones a estos ‘acosadores’", de La Sexta, por ejemplo.