¡Ositos de peluche, velas, flores...! Eso es lo que les queda a los ciudadanos amansados, conformistas y noqueados por la Europa blanda y acrítica, vaciada de espíritu para consolarse. Un ejercicio light ante el terrorismo bárbaro que los políticos de la socialdemocracia europea políticamente correcta no saben gestionar y tampoco admiten rebeliones de sus ciudadanos. En efecto, la política europea, dispuesta a recibir refugiados -solo filtrados por la sensiblería y amparados en los derechos humanos que no son correspondidos en los países de origen- traen a espuertas decenas de miles sin ningún control que proteja a nuestras ciudades, nuestros ciudadanos, nuestra cultura y nuestra religión. La Europa vieja y envejecida trata de paliar su agonía demográfica con mano de obra necesitada. Esa Europa laicista, que reniega de sus raíces cristianas pero que da cabida a otras creencias como si eso fuera un gesto de generosa justicia solo consigue empantanar más aún si cabe la identidad que debe representarnos a cada uno como lo que verdaderamente somos. Pues esa Europa de políticos más interesados que interesantes, que viven opíparamente de nuestros trabajos, limitan sus esfuerzos en la lucha anti-terrorista con un "acto de rechazo de profunda repulsa". ¡En fin...! Y esto me lleva al héroe del momento: Ignacio Echevarría. Me van a llamar loco pero creo que esto se nos ha ido de las manos. No quito ni un ápice de valor al acto de Ignacio, pero héroe, lo que se dice héroe, creo que es demasiado. Sobre todo demasiado me parece que darle nombre a una calle en las Rozas; recibirle con honores en el aeropuerto; medalla de plata al mérito; etc... Miren ustedes, el acto de valor se corresponde más a un acto reflejo que a un momento de reflexión, y diré a su favor que los actos reflejos de este tipo son fruto de un espíritu interior de generosidad, servicio y solidaridad, pero no de heroísmo. Que Ignacio es admirable, sí, pero héroe no. Porque un héroe es aquel que toma decisiones, actúa y se enfrenta a lo difícil de forma decidida, hoy y mañana. Los héroes los hay a patadas al rededor nuestro, pero son anónimos, sin ruido mediático interesado como es el caso. Héroe es aquel familiar que asume a su padre, hijo o hermano enfermo y está con él atendiéndole sin recibir un "gracias" por nada. Héroes son los que asumen una familia, padres y madres, que luchan sin ayudas de nadie ni de nada, y madrugan todos los días con o sin trabajo. Héroe es el joven que trabaja y estudia, y ayuda en su casa personal y económicamente. Héroes son los misioneros y los voluntarios que ayudan a enfermos, indigentes, desahuciados... Son todos aquellos hombres que sufren las denuncias falsas de una ley como LIVG. Son aquellas mujeres que sin ayuda del Estado y el rechazo del novio o su familia, asumen un embarazo hasta el final y rechazan la oferta mortal del aborto como única solución posible a su vida. Todos estos son héroes cotidianos que muchos los conocemos, al menos alguno, pero nadie les vitorea en las redes sociales... ¡Todavía no sé por qué! Héroes hay muchos y no hay necesidad de fabricarlos. Pero esto no resta para hacer una crítica fuerte a Inglaterra y su nefasta gestión con los muertos en los actos terroristas. ¿Se puede hacer tan mal sin querer o realmente hay razones ocultas que compensan la mala imagen? Y qué decir del Consulado español... ¿Actúa siempre igual de mal cuando se trata de defender los intereses de España y los españoles? Libros de héroes que dan muestra de lo que es ser héroe: Los héroes del Alcázar (Actas). Manuel Casteleiro de Villalba y Los últimos de Filipinas (Actas). Varios autores. Estas dos obras muestran hechos históricos más o menos recientes que agrupan a una serie de individuos que actuaron conjuntamente en un acto de valentía que podrían haber rechazado con una rendición. Sin embargo con sus gestos mostraron que los ideales, la patria y el cumplimiento del deber están por encima de la defensa de la propia vida. Eso les hizo héroes y así lo dejaron escrito con su sangre, para las generaciones posteriores. El héroe del Caribe (Libros Libres). Juan Antonio Pérez Foncea. Entre los cientos de nombres que la historia de España recoge como verdaderos héroes, es precisamente Blas de Lezo, cojo, manco, tuerto, bajito y un poco mal encarado, pero que puso los puntos sobre las íes en lo que se refiere a la batalla naval. Un héroe que dio más glorias a España que ningún otro marino militar del mundo y de ningún otro país. Un héroe que hoy, gracias al empeño de algunos pocos, han rescatado de las cenizas y que para ponerle una estatua en Madrid o el nombre de una calle se las ha visto y deseado. Padres fuertes, hijas felices (Ciudadela). Meg Meeker. No es la primera vez que hablo de este título y esta vez lo hago con la idea clara de elevar la voz de los hombres, padres, esposos y buenos que frente al hembrismo imperante está cada vez más arrinconado, denostado e infravalorado. Son héroes, la mayoría de ellos, que hacen mucho por los hijos, que hacen la compra, tienden la ropa, cambian pañales y tienen a su mujer en una muy alta consideración. Son héroes a los que nadie abre los canales de televisión ni los micros de la radio. Yo escribo sobre ellos en clara reivindicación. Secretos. 15 mujeres se confiesan (Edibesa). Juan José Montes. Otro libro de heroínas, de mujeres de toda clase y condición que han antepuesto un embarazo inesperado y de cómo han sabido cambiar las circunstancias, aceptar las cosas como vienen, y no se han dejado enterrar en vida con un aborto provocado. Un libro que hay que leer para reconocer que no hay decisiones fáciles en la vida, sobre todo cuando de la vida ajena, débil e indefendible se trata. Un elenco de 15 ejemplos que a muchos/as tendrían que llevarnos de espíritu heroico en otras facetas de la vida. Humberto Pérez-Tomé Román @hptr2013