"Deben emplear todos los recursos apropiados para mitigar el sufrimiento de quienes luchan contra la incongruencia de género, pero los medios utilizados deben respetar el orden fundamental del cuerpo humano"
Los obispos católicos de Estados Unidos publicaron el lunes una nota doctrinal en la que ofrecen orientaciones morales a las instituciones sanitarias católicas para discernir qué intervenciones médicas promueven el auténtico bien de la persona humana y cuáles son perjudiciales. Los obispos afirman que han elaborado la declaración en consulta con especialistas en ética médica, médicos, psicólogos y teólogos morales.
La nota se da en el contexto de la difusión de la ‘ideología de género’, en particular su derivada ‘trans género’ a nivel mundial, que promueve los cambios de sexo mediante tratamientos que incluyen, entre otras, las intervenciones quirúrgicas.
Entre otras cosas, los obispos dicen lo siguiente: "Los servicios sanitarios católicos no deben realizar intervenciones, ya sean quirúrgicas o químicas, que tengan por objeto transformar las características sexuales de un cuerpo humano en las del sexo opuesto, ni participar en el desarrollo de tales procedimientos".
"Estas intervenciones tecnológicas no están moralmente justificadas ni como intentos de reparar un defecto del cuerpo ni como intentos de sacrificar una parte del cuerpo en aras del todo".
"Tales intervenciones, por lo tanto, no respetan el orden fundamental de la persona humana como unidad intrínseca de cuerpo y alma, con un cuerpo que es sexualmente diferenciado".
"Tales intervenciones, por lo tanto, no respetan el orden fundamental de la persona humana como unidad intrínseca de cuerpo y alma, con un cuerpo que es sexualmente diferenciado"
"Deben emplear todos los recursos apropiados para mitigar el sufrimiento de quienes luchan contra la incongruencia de género, pero los medios utilizados deben respetar el orden fundamental del cuerpo humano. Sólo empleando medios moralmente apropiados los profesionales de la salud muestran pleno respeto por la dignidad de cada persona humana".
"El cuerpo no es un objeto, una mera herramienta a disposición del alma, de la que cada persona puede disponer según su propia voluntad, sino que es una parte constitutiva del sujeto humano, un don que debe ser recibido, respetado y cuidado como algo intrínseco a la persona".
"A medida que se amplía el abanico de lo que podemos hacer, debemos preguntarnos qué debemos o no debemos hacer. Un criterio indispensable para tomar tales decisiones es el orden fundamental del mundo creado. Nuestro uso de la tecnología debe respetar ese orden".
"El alma no viene a la existencia por sí misma y de alguna manera pasa a estar en este cuerpo, como si pudiera estar igualmente en un cuerpo diferente. Un alma nunca puede estar en otro cuerpo, y mucho menos en el cuerpo equivocado".
Debido a este orden y finalidad, ni los pacientes ni los médicos ni los investigadores ni ninguna otra persona tienen derechos ilimitados sobre el cuerpo; deben respetar el orden y la finalidad inscritos en la persona encarnada
"Debido a este orden y finalidad, ni los pacientes ni los médicos ni los investigadores ni ninguna otra persona tienen derechos ilimitados sobre el cuerpo; deben respetar el orden y la finalidad inscritos en la persona encarnada".
"Un enfoque que no respete el orden fundamental nunca resolverá verdaderamente el problema en cuestión; al final, sólo creará más problemas".
Los prelados estadounidenses también citan al Papa Francisco, quien escribió en su encíclica Laudato Si':
«La aceptación de nuestros cuerpos como don de Dios es vital para acoger y aceptar el mundo entero como un don del Padre y nuestra casa común, mientras que pensar que disfrutamos de un poder absoluto sobre nuestros propios cuerpos se convierte, a menudo sutilmente, en pensar que disfrutamos de un poder absoluto sobre la creación.»