Al parecer, la mujer siempre es víctima y el hombre siempre es verdugo
Tiene su gracia que cada vez que RTVE, la voz del régimen sanchista, habla de violencia de género te presente a una serie de mujeres que han sufrido maltrato por parte de sus parejas masculinas pero que, por lo general, tras su fracaso de pareja buscan refugio en su familia de sangre.
Es decir, que una generación que ha despotricado contra la familia tradicional, que no es otra que la formada por hombre y mujer y abierta a la procreación, en cuanto fracasa su libérrima forma de convivencia, busque refugio en la criticada familia natural -perdón, patriarcal-, por ejemplo, en sus padres ya talluditos.
A lo mejor es que la caduca familia natural, a la que llevan años insultando, no funcionaba tan mal.
En el actual feminismo, el principal problema no es la perversión del lenguaje, que también, sino de los conceptos. Por ejemplo, el verdadero negacionismo, el más peligroso, también para las mujeres, es aquel que atribuye al varón el monopolio de la violencia. Al parecer, la mujer siempre es víctima y el hombre siempre es verdugo. Las cifras no dicen eso y hay que manipularlas para que digan eso, pero ahora mismo no entro en ello: me basta con recordar que el único tipo de violencia no es la física y que la mujer no es un ser arcangélico incapaz de cualquier mal y considerando que ha sido tocado, al igual que el varón, por el pecado original, debemos concluir que si la mujer es incapaz de ninguna actitud violenta, la mujer sería idiota.
El problema es la exageración sobre esa violencia machista y, aún más importante, que hay muchos negocionistas... de la violencia femenina
Como yo no acepto que la mujer sea idiota, tengo que concluir que la mujer ejerce con el varón igual violencia que el varón contra la mujer, sólo que de otro modo.
La historia del maltrato es muy sencilla: en una pareja en que el amor inicial se ha convertido en odio, cada sexo utiliza sus mejores armas contra el amigo que se convirtió en enemigo. El varón, la fuerza bruta -violencia física- y la mujer la suya, porque lo que en el siglo XX llamábamos violencia psicológica... les puedo asegurar que sí existe y que la mujer la practica con exquisita eficacia, y ya saben ustedes que la pluma puede hacer más daño que la espada y la lengua herir más que el puño.
Sin embargo, contemplo a una legión de mujeres que se dicen feministas, negando esta evidencia. Pues bien, a partir de ahí, puede resultar cualquier conclusión y, lo que es peor, cualquier acción. Por ejemplo en el BOE.
En resumen, ¿existe violencia del varón contra la mujer? Por supuesto, sobre todo violencia física. El problema es la exageración sobre esa violencia y que hay muchos negacionistas... de la violencia femenina.
Se trata de una exageración -‘ad nauseam’- de la violencia machista. También por interés político -hacerse el feminista sale gratis-, así como por la cantidad de ‘feministos’ que utilizan las proclamas feministas como batalla política: por ejemplo, los no muy ilustrados Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, y existe un problema mayor: el feminismo ha tomado una deriva tan lunática que ha terminado por llamar derecho al asesinato más cobarde del mundo actual, contra el más inocente y más indefenso de todos los seres humanos: el concebido pero todavía no nacido. A partir de ahí mucho me temo que el diálogo se vuelve imposible (¡Uy lo que he dicho!). En cualquier caso, oiga la violencia machista no es para tanto. (¡Uy lo que he dicho!).
El feminismo comenzó defendiendo los derechos laborales de la mujer y ha terminado en aborto, casi desde sus inicios, y en lesbianismo con el imperio de lo ‘woke’. No es una historia como para sentirse orgulloso pero es una historia bastante lógica... si el varón no es otra cosa que el enemigo a batir y la mujer la víctima que, como tal víctima, puede exigirlo todo, incluido el absurdo.