La sociedad ha cambiado en muy pocos años. De ser conservadora y familista se ha convertido en un proyecto donde la familia es poliédrica -vale todo para llamar familia a cualquier agrupación de personas-, el individuo se autodiseña inspirado en las tesis de género y las leyes han abandonado definitivamente el bien común, a favor de intereses relativistas que protegen a ciertas minorías... Lo que en sí es una contradicción porque la filosofía democrática se rige por mayorías sociales.

Tenemos la necesidad de dar una respuesta a la vida eficaz porque, desde hace décadas, hay una cruzada a favor de la muerte que las fuerzas políticas se empeñan en imponer en todas las sociedades occidentales: aborto, eutanasia, homosexualización de la sociedad... Parece que nos encontramos en una encrucijada importante donde parte de la sociedad, absorta en las políticas progresistas, sigue pensando que avanzamos, y de alguna forma tienen razón, pero lo que no saben es hacia dónde. Occidente es un pollo enloquecido sin cabeza. Estados Unidos, punta de lanza de este empeño, cada vez está más dividido. Joe Biden está dando una dura batalla para la proliferación del aborto, no sólo consintiendo y legislando a su favor, también propiciando una persecución implacable contra los defensores de la vida, aunque luego las víctimas de esta caza injusta terminen ganando en los juzgados el atropello del partido demócrata de aquel país.

España, con Pedro Sánchez ahora, pero antes con Mariano Rajoy, y antes con José Luis Rodríguez Zapatero, y antes con José María Aznar y así hasta con Felipe González, el responsable que abrió la carnicería. Un elenco de presidentes entregados al sistema más cruel del neoliberalismo global, y que han consentido que el nivel de abortos se dispare de forma trágica mientras que la demografía está en caída libre. Sí, lo vuelvo a decir porque hay que seguir diciéndolo siempre, mientras esto no pare: es un proyecto maltusiano planificado y llevado a la práctica como una auténtica ejecución eugenésica.

Aunque el aborto ha sido y es el caballo de troya zombi, todos los que estamos en la lucha desde hace décadas, sabíamos qué detrás de ello llegaría la eutanasia, la descomposición de la familia, la rotura o separación de padres e hijos y, más recientemente, la descomposición antropológica del ser humano

Por esta razón, una vez más, las plataformas de Asociaciones Provida han convocado una nueva manifestación el día 12 de marzo en Madrid. «Urge un fuerte Sí a la vida por los más inocentes y débiles, a quienes se considera un derecho quitarles la vida, por las madres que necesitan ayuda en su embarazo, por quienes necesitan cuidados especiales en cualquier momento de su vida, por todos.» afirmó la portavoz de la Plataforma Sí a la Vida y presidenta de la Federación Española de Asociaciones ProvidaAlicia Latorre. Una vez más, como todos los años, surge en la calle un movimiento de masas tras una pancarta que dice "Sí a la vida" y la sociedad responde pero, sin embargo, desde la política se hacen los sordos porque no están por la voz del pueblo, sino pensando en sus proyectos globalistas, regados con millones de dinero público y privado del que muchos se enriquecen; y atado y bien atado en las instituciones políticas e instituciones no gubernamentales -ONU, OMS, IPPF, varias ONGs…-, que sin que nadie las haya elegido marcan el programa y el calendario de los países occidentales.

Luchar por la vida no es sólo ir en contra del aborto. Sí a la vida es mucho más… En efecto, aunque el aborto ha sido y es el caballo de troya zombi, todos los que estamos en la lucha desde hace décadas, sabíamos qué detrás de ello llegaría la eutanasia, la descomposición de la familia, la rotura o separación de padres e hijos y, más recientemente, la descomposición antropológica del ser humano. Una sociedad sin conocimiento de su procedencia y que ha perdido la realidad que le ayuda a definir el qué y el cómo es un ser humano. Lo han convertido en un individuo disponible para ser manejado como si fuera un muñeco. En la actualidad se imponen los antiderechos humanos. Han descontextualizado la vida y nadie es capaz de saber qué es ni para qué está aquí, viviendo en sociedad, lo que propicia que el suicidio sea un contravalor en alza.

Al ser humano lo han convertido en un individuo disponible para ser manejado como si fuera un muñeco. En la actualidad se imponen los antiderechos humanos

Debemos participar y animar a que participen especialmente las familias con hijos adolescentes y pequeños porque, desde hace varias generaciones, la mayoría de los jóvenes han crecido en una sociedad que les dice que la vida o la muerte es algo que se elige. Que la vida es tu vida y que decides sobre ella, que vivir o morir es una opción libre, un derecho. Muchas niñas y mujeres tienen una foto fija en la cabeza -que ya no es revolucionaria-, y es que el aborto es solo es una mera opción, tan natural como querer tener un hijo. De los varones ya no digo nada, a los que el propio sistema en vez de haberles educado en la corresponsabilidad del embarazo de la mujer, han sido retirados del campo visual porque no pintan nada, porque no tienen vagina por lo que entonces nada tienen qué decir.

La presencia de los más jóvenes en estos actos de manifestación, donde el ambiente es alegre y el mensaje es de pura vida, actúa como un contrafuerte en sus vidas y en las conciencias individual y colectiva, porque no se verán solos como habitualmente lo harán en los ambientes escolares o reuniones de amigos, en las que seguramente muchos se encontrarán acallados por la presión del grupo o sin capacidad de respuesta. Aunque sólo sea por esto, hay que insistir y asistir a la manifestación, abrir un hueco en el alma de estas generaciones a las que se les vapulea en muchos colegios -en los públicos siempre-, desde las películas, las modas, sus cantantes favoritas, las tramas de las series que ven, los medios de comunicación…

Muchas niñas y mujeres tienen una foto fija en la cabeza de que el aborto es solo es una mera opción, tan natural como querer tener un hijo. A los varones, el propio sistema en vez de haberles educado en la corresponsabilidad del embarazo de la mujer, les ha retirado del campo visual

En serio, ¿no haremos nada en contra?

Por esta razón, porque tenemos que dejar paso a la vida, he preparado una selección de libros que elogian de una forma u otra la vida nueva, la continuidad y la fuerza de la familia, verdadero origen y regeneración de la sociedad.

Manual para padres primerizos (Arco Press), de José María Lloreda García. No hay padres ni madres perfectos, pero sí padres que viven esta aventura sin sufrir por problemas innecesarios. Lo que vosotros decidáis hacer, siempre que se acompañe de amor, cariño, cuidados y respeto hacia vuestro bebé y hacia vosotros mismos, será lo mejor para vosotros y para él.

A las 9 en la luna (Sekotia), de Daniel Arasa. Este no es un libro de autoayuda más. Es un verdadero testimonio que servirá a muchas personas. Es útil precisamente por su autenticidad, porque el autor no se lo planteó cuando desvelaba las confidencias de su vida matrimonial. Alguien que leyó el manuscrito antes de publicarse, afirmó: «Es el libro que deberían leer todas las parejas, hombre y mujer, y de obligada lectura en los cursos prematrimoniales».

Corazón de padre (Palabra), de Ignacio Iturbe. Un libro esclarecedor, basado en el presupuesto de la diversidad que caracteriza a hombres y mujeres, tanto en el plano físico como psicológico y espiritual, que ayudará a los padres a ser conscientes del efecto positivo de su contribución a la educación de los hijos, destacando sus rasgos propios y complementarios a la sensibilidad educativa femenina.