Materia y vida. Eso somos: materia y vida, pero no cualquier materia ni cualquier vida. Hay aspectos exclusivos de los humanos que nos sitúan muy lejos del resto de la materia y vida, de la que sí somos capaces de gozar como si fuesen propias. Somos administradores de la materia del mundo y de la vida propia y de la que nos rodea. El simplismo actual, nos da la baturra una y otra vez con eso de que no somos seres superiores  al resto de los demás animales, solo una especie más que ha evolucionado de manera distinta.

Aunque se nos haga cansino responder a los animalistas, que no son más que el colmo pobre del relativismo, hay que dar argumentos aparentemente de Perogrullo, porque a algunos les parece complicado de entender que el ser humano juega en otra liga en eso de la naturaleza. ¿Por qué los animalistas -y la progresía en general- defiende el igualitarismo animal, en el que por supuesto está incluido el ser humano? Porque a priori desprecian el alma, que es el verdadero signo espiritual que nos convierte en seres hechos para la eternidad y lo que nos distingue definitivamente del resto de los seres vivos, que no la tienen. Es una cualidad espiritual, propia del ser humano, lo que le concierne una naturaleza racional y que, gracias a eso, nos permite conocer y saber, es decir, somos poseedores de una naturaleza intelectual y lógica, lo que nos convierte en buscadores de la Verdad porque somos capaces de razonar secuencialmente. Este patrimonio humano es lo que nos ha hecho no solo ser más, sino conocer e investigar al resto de la Creación. Con la inteligencia y la voluntad, que son el motor que nos mueve a ello, nos llevan a avanzar y buscar más allá de nosotros mismos.

El final de los tiempos también estará definido por Dios

La Iglesia ha dicho, y repetido, que evolución creación son estudios que pueden y deben ir de la mano, pero los defensores del evolucionismo, o más bien los detractores de la creación, no quieren saber nada de esta complicidad entre ciencia y religión. Sin embargo, tengo la sensación de que cuanto más se avanza sobre la teoría evolucionista más razón se da a la creación como origen de todo. 

Las potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad, nos han dispuesto hacia una vida brillante, capaz de tocar lo inalcanzable y medir aquello que está fuera de nuestras proporciones. El Universo se expande y, si aceptamos la teoría del Big Bang -cuyo principio fue la explosión concentrada de materia y energía-, todavía ningún científico ha respondido coherentemente sobre su infinita dimensión, es decir, por qué se expande más allá de aquel punto de inicio que, donde fuera de él, solo existía la nada. Este punto y final de la Teoría es lo que a muchos científicos les lleva a concluir que tras esa demostración de fuerza y poder que es el Universo, debe existir algo superior capaz de organizarlo -por decirlo de alguna forma-, para que todo siga su curso hasta el final de los tiempos. Ese final de los tiempos también estará definido por el ser superior, que yo diré que es Dios.

Las teorías de la evolución, de las que Darwin se convirtió en el valedor de su tiempo, porque no había otro, pero que en un inicio fueron planteadas teóricamente por Herbert Spencer, que gozó de amplia aceptación social en el siglo XIX y mediados del XX, y con el que los estados imperialistas tuvieron la excusa perfecta para hacer una limpieza racial de millones de individuos por una presunta superioridad natural.

Chesterton: la respuesta a cualquiera que hable de "exceso de población" es preguntarle si él mismo es parte de ese exceso de población, o si no lo es, cómo sabe que no lo es

Y aun después de lo que ya pasó en los siglos pasados, en estos tiempos, las tesis darwinianas siguen gozando de cierto predicamento, pero solo por los que siguen defendiendo las desfasadas y nefastas leyes maltusianas como solución a los males del mundo, es decir, la escuela cientifista progre y la grey que le sigue, y que defienden el aborto eugenésico, la píldora del día después, el homosexualismo universal y el feminismo radical para detener el avance demográfico mundial. La teoría social del darwinismo que defiende la selección natural de la especie y su adaptación al tejido social se aplica políticamente sobre etnias, el desarrollo social e incluso en clases o castas profesionales según su posición económica y laboral; lo que predispone a que los poderosos del mundo -es decir el Nuevo Orden Mundial (NOM)- sugieran de alguna forma que para acabar con la pobreza hay que acabar con los pobres, a ser posible, antes de nacer... ¡Así de fácil y nosotros con estos pelos!

Una vez más, es Chesterton quien pone el dedo en la llaga: La respuesta a cualquiera que hable de "exceso de población" es preguntarle si él mismo es parte de ese exceso de población, o si no lo es, cómo sabe que no lo es.

Fronteras del conocimiento (Sekotia) de Carlos Alberto Marmelada. El origen de este libro fue un encargo de una institucion escolar para explicar de forma sencilla y divulgativa los aparentes escollos que pretenden hacernos creer que existen entre ciencia, filosofía y religión. Cuando el autor terminó el trabajo de encargo se quedaron sin fondos y la editorial Sekotia retomó la obra y la publicó, con bastante éxito y además como libro de apoyo propuesto por el Ministerio de Educación de Chile para los cursos de bachillerato.

Antropología paso a paso (Palabra) de José ramón Ayllón. Una introducción a la Filosofía para comprender al ser humano, desde sus inicios y la evolución hasta las contradicciones de sus capacidades, como las mejores melodías o la cámara de gas. Un libro divulgativo que pone en sus manos muchas razones argumentales para que nadie le deje sin saber qué responder.

Los códigos de la vida (Homolegens) de Mónica López-Barahona y José Carlos Abellán. Un libro que acerca al lector a un mundo del que todos hablan y pocos conocen en profundidad que es la fecundación de una nueva vida y toda la cadena de milagros científicos que se suceden. Podrá ver y comprender que la formación de una nueva vida no es un mero ensamble biológico, sino que en muchas ocasiones se escapan de la lógica científica y nos "obliga" a ponernos en las manos de Dios.