Toda la JMJ de Lisboa se está desarrollando, al menos hasta el momento,  según aquella paradoja de que cuanto más cerca del peligro más lejos del daño.

El Papa Francisco llegó a Lisboa y en su primer discurso arremetió contra el aborto y la eutanasia, contra una Europa que se muere, en sentido prístino: no tenemos hijos y los europeos, hacedores del mundo actual, estamos desapareciendo por consunción: ¡Bien por Francisco! Entre otras cosas porque Portugal acaba de aprobar la eutanasia, otro atentado contra los débiles, porque la incapacidad y la dependencia son muestras de debilidad, que no gustan ni al capitalismo actual ni al socialismo actual que trata de apartar a la familia del cuidado de sus mayores y que el protagonismo sea del Estado, que no cuida al dependiente pendiente, sólo financia a cuidadores subvencionados.

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Al mismo tiempo que pronuncia todas estas verdades formidables, Francisco, cerca del peligro, permite que la venenosa agenda 2030 entre en la JMJ o que el jesuita (¡qué casualidad, es tocahuevos y jesuita!), James Martin, se dirija a los jóvenes de la JMJ con sus habituales barbaridades, que contradicen el catecismo católico en materia de homosexualidad.  

Martin constituye un ejemplo arquetípico de ese gusto del pontífice por el doble salto mortal sin red. Uno diría que el Papa deja hablar a Martin para que Martín una verdadera vedete, viva su minuto de gloria y nos deje a todos en paz. No tengo mucha fe en ello pero...

A lo mejor no son estos tiempos de fraternidad sino de paternidad y a lo mejor no es de recibo hablar de conspiranoides. Pero a este Papa le encanta caminar junto al abismo

En su discurso inicial de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa aludió el Pontífice a la fraternidad, a la que se agarran los progres que quieren utilizar las palabras del Pontífice argentino en beneficio propio: y es que el problema de hoy no es horizontal, sino vertical: de hijo hombre a padre Dios. Recuerden que no hay hermanos sin padres.

Y lo mejor también sobraban las alusiones a las teorías conspiranoides, que es el adjetivo favorito del Nuevo Orden Mundial (NOM), la nueva masonería internacional, para marginar a los católicos del debate actual: eres un conspiranoide y un negacionista. Cuanto más cerca del peligro más lejos del daño. Recuerden que Bergoglio es argentino recriado en Buenos Aires y eso imprime carácter. En cualquier caso, nos guste más o menos, es el Papa. 

Los boles de IKEA. Si oyen referirse a la Eucaristía como un símbolo, salgan corriendo... o sacúdanle fuerte al orador. ¿Acaso las JMJ no se organizan para "armar lío"?

Quedémonos con lo bueno: el gigantesco confesódromo de Lisboa, donde el sacramento se administra en 50 idiomas distintos, a jóvenes de los cinco continentes. Sin arrepentimiento, la fe no sirve de mucho y un joven confesando vale más que mil argumentos teológicos contra la teología de la bragueta alemana. Antes que perder la fe, los jóvenes, y los adultos, y los ancianos, pierden el sentido del pecado. Esa pérdida constituye, no ya el principio del agnosticismo, sino el final del sentido común. Porque, además de malo, hay que ser muy idiota para creerse no pecador.

De la confesión a la Eucaristía: polémica porque en la eucaristía oficiada por el cardenal Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española, junto a decenas de obispos españoles, centenares de sacerdotes españoles y miles de jóvenes españoles, se repartió la comunión en cutres boles de IKEA. Y lo peor: algunas brillantes cabeza teológicas intentaron hacer del vicio virtud y convertir los boles de IKEA en una lección moral sobre la necesaria austeridad de la liturgia.

cuencos ikea

 

 

Pues no, no campeón, al Rey de Reyes, al Dios sacramentado hay que tratarle como mejor podamos. En oro, si es posible, porque lo que está en juego es la médula mismo del Cristianismo, que no es otra cosa que la transustanciación. La forma consagrada no es un 'símbolo': es el mismísimo Dios, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad. El que no crea eso está fuera de la Iglesia. Bueno, salvo que sea alemán. Entonces....

En serio: si oyen referirse a la Eucaristía como un símbolo, salgan corriendo... o sacúdanle fuerte al orador. ¿Acaso las JMJ no se organizan para "armar lío"?

Lisboa 2023: el Papa muy bien, los jóvenes también, penitentes, la jerarquía que le rodea no tanto. Sé que esto recuerda aquello de Franco bien, los españoles también, los malos son los ministros: ¡menuda panda! Pero...