Nuevo caso de opresión por parte de la dictadura del lobby LGTBI, de la que si discrepas de sus postulados, puedes ser sancionado de diversas maneras.

Este caso ha ocurrido en Irlanda y está ejemplificando hasta dónde pueden llevar algunas instituciones en Occidente su acoso contra los que se niegan a transigir ante la ideología de género y woke, cuenta Religión en Libertad.

Enoch Burke, un profesor de instituto en Irlanda, cristiano sincero, ya ha pasado su primera noche en la prisión de Mountjoy por haberse negado a usar pronombres trans (se negó a usar lo que en español woke sería ‘elle’).

La escuela durante tiempo intentó obligarle a que él usara un "pronombre trans" para dirigirse a un  estudiante en proceso de "transición de género". Le pedían dirigirse al alumno con el pronombre "they". Él se negó, alegando entre otras causas sus convicciones cristianas.

El colegio entonces suspendió al profesor y le prohibió acudir al centro, aunque sin especificar ninguna causa concreta, que legalmente debe ser considerada grave. Como él insistía en ir a clase, el colegio consiguió que un juez emitiera una orden impidiéndole acudir al instituto. Y como él insistió en presentarse allí el viernes, el juez del condado de Westmeath Michael Quinn  emitió una orden de arresto acusándole de desacato y el  lunes la policía le detuvo, cuenta  Religión en Libertad.

Burke ha asegurado que se limita a mantenerse fiel a sus creencias cristianas

Tras su detención y en espera de la sentencia, Burke ha asegurado que se limita a mantenerse fiel a sus creencias cristianas. Alega que referirse al alumno por un nombre distinto al real (su realidad biológica) supone una violación de su conciencia.

"El transgenerismo está en contra de mi creencia cristiana. Es contrario a las Escrituras, contrario a la ética de la Iglesia de Irlanda y de mi escuela. Soy maestro y no quiero ir a prisión. Quiero estar en mi aula, donde estaba esta mañana cuando me arrestaron" sentenció Burke al ser detenido. "Es una locura", le dijo al juez.

Argumentó haber continuado asistiendo a la escuela porque cumplir la orden judicial también supondría una "violación de su conciencia". Un profesor sólo puede ser suspendido por alguna acción grave, y él no reconoce haber cometido ninguna grave infracción, por lo que su deber, asegura, es seguir acudiendo al centro.

En su defensa, alegó su "amor por la escuela" y su lema Res Non Verba -Acciones, no palabras- para justificar su actuación. Y dejó claro que en realidad está encarcelado "por decir que no llamaría niña a un niño".

Desde la prisión, el ejemplo valiente de este profesor, apoyado por su familia y amigos, se está difundiendo por todo el mundo, mostrando cómo un hombre que alza la voz ante un sistema injusto puede mostrar las vergüenzas de una ideología absurda que necesita multar y encarcelar para imponerse.

Los abogados de Burke pueden verse animados con precedentes recientes. La semana pasada se supo el resultado del caso de Pamela Ricard, una profesora de Matemáticas en Topeka (Kansas, EEUU), que ha ganado su juicio y recibirá 95.000 dólares en compensación de daños y prejuicios tras una larga batalla legal por negarse a usar los pronombres trans.