Lectura del Génesis en todas las iglesias del orbe católico el pasado 1 de mayo, San José Obrero: "Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla. Dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra".
Bueno, lo de crecer y multiplicaros, la verdad es que no lo estamos cumpliendo mucho. Parece que sufrimos aversión a la paternidad y a la maternidad.
Al final hemos caído en la trampa de la bomba silenciosa que resulta que no consiste en que haya más gente sino en que haya más niños.
Sin embargo, nos hemos convertido en una sociedad de ancianos, donde no hay niños pero sí viejos. Eso sí, tenemos muchos perros, pero éstos no nos pagarán la pensión.
Pero lo que pretendo ahora es reparar en el pulso entre hombre y planeta. El siglo XXI se caracteriza por haber propalado la especie de que el hombre está al servicio del planeta, no al revés, como indica la Biblia, donde la creación está al servicio del único ser creado racional. Y así, llegamos a la conclusión de que la religión climática no sólo es estúpida y bastante cargante, sino que, además, es blasfema.
Libérese de la tiranía ecológica. Un consejo: empiece a ser rumboso y a disfrutar de la vida. No vayamos a caer en el suicidio global.