Ante todo, no se pierdan la crónica, radicalmente objetiva, que realiza la agencia Zenit acerca de la última del ilustre prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, inagotable fuente de inspiración del que suscribe, Víctor Manuel 'Tucho' Fernández.

Tucho ha respondido a unas dudas -últimamente percibo mucha dudas doctrinales en la Iglesia- sobre sacramentos y homosexuales. Ejemplos:

1.Pregunta: ¿pueden los hijos de homosexuales recibir el bautismo? 

Respuesta: Bueno sí, pero que conste que a la gente se le bautiza siempre que se asegure que se le va a educar en la fe cristiana. Y por supuesto, hay que que juzgar en cada caso. Vamos, que no responde a la pregunta.

2.Pregunta: ¿puede un transexual ser bautizado?

Respuesta: Por supuesto. Ahora bien, no en el caso de que provoque escándalo o desorientación entre los fieles. Bueno, que conste que quien no se arrepiente de los pecados graves cometidos no recibe la gracia santificante. Y por supuesto, hay que juzgar cada caso.

3.¿Puede un homosexual ser padrino de un bautizo? Aquí soy incapaz de resumir y me atengo a la literalidad tuchoniana: "una persona puede ser padrino o madrina si tiene la aptitud para serlo y «lleva una vida conforme a la fe y a la tarea que se le ha confiado» (3; cf. c. 685, § 2 CCEO). Distinto es el caso cuando la convivencia de dos personas homosexuales consiste, no en una simple cohabitación, sino en una relación estable y declaradamente 'more uxorio', bien conocida por la comunidad".

Me encanta eso de que puede ser padrino todo aquel que tenga aptitud para serlo. Es algo que suele pasar en cualquier cargo, grado o capacidad, pero suele ser otro quien decide si es apto o no es apto y en materia de sacramentos la labor de la Iglesia consiste en decidir en qué condiciones es apto y en cuáles no. Vamos, digo yo.

Pero, en todos los casos, Tucho recomienda lo más importante y elevado: "la debida prudencia pastoral exige que se sopese sabiamente cada situación". Entramos en el proceloso mundo de la casuística.

¿Comprenden? Tucho es un hombre abierto que delega en cada cual el decidir. Pero, entonces, si el Dicasterio, antes Sagrada Congregación, para la doctrina de la fe, deja que las dudas las resuelva el interesado, ¿para qué puñetas existe el Santo Oficio? 

Es el estilo Tucho: puede que sí, puede que no, lo más seguro es que quién sabe. Era el hombre más apropiado para la Sagrada Congregación. Yo le quiero mucho por lo bien que se explica.