Me gustaría que alguien hiciera una encuesta sobre el Sínodo de la sinodalidad entre la grey católica, porque lo más probable es que la mayoría de los sondeados respondiera: ¡Mande!

Sin embargo, asegura la Curia, sobre todo los organizadores, se trata de lo más importante que ha ocurrido en la Iglesia, mismamente desde el Concilio Vaticano II… o así, que dijo un vasco. 

Si lo que usted quiere es destruir a la Iglesia, democratícela

Palabra que no tengo ningún miedo de las barbaridades que más de un cardenal quiere introducir con la excusa de la sinodalidad, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Y mucho me temo que el Papa sólo pretendía con la sinodalidad que el católico se comprometiera más en su iglesia. Lo cual está muy bien, pero lo que entiende la grey, o más bien la susodicha Curia, porque a la grey todo esto le importa una higa, es que hay que democratizar la iglesia: que la nueva Iglesia haga lo que a mí me venga en gana y, más en particular, lo que a mí me ponga al frente del barco. Además, los jerarcas de la Iglesia que pregonan la sinodalidad no pretenden una democracia sino una aristocracia feudal donde ellos manden sobre el Rey y exploten a la grey. Tengo la sensación de que cuando algunos obispos piden diálogo lo que están exigiendo es el cumplimiento de sus 'órdenes dialogadas'. El proceso mental es el siguiente: la gente no me hace ni caso, si les prometo que les voy a entregar el poder a lo mejor vuelven a la Iglesia y me obedecen. 

Al final de este "sínodo de los sínodos", decidirá Francisco... como ocurrió con el Sïnodo de la Familia: muchas expectativas y ningún resultado. ¡Laus Deo! 

Digo que no me preocupo porque mucho me temo que el Sínodo de la sinodalidad acabe como acabó el Sínodo de la familia. ¿Se acuerdan de todos los temores, provocados por las barbaridades que expelía tanto monseñor y tanta religiosa progresista, por ejemplo, con la comunión de los arrejuntados? Pues Francisco se plantó en mitad de la asamblea y les recordó que aquella magna cumbre terminaría con un documento, escrito de su puño y letra: esto es, con lo que yo quiero que concluya. 

Y esto es bello e instructivo, pues ratifica que la Iglesia no es democrática, sino monárquica. El monarca de la Iglesia es el Espíritu Santo. Y la monarquía es un régimen superior a la democracia… ¡Siempre que el monarca sea justo! Y en el caso de la Iglesia, resulta que sí es justo.

¿Significa esto que la Sinodalidad de marras quedará en nada? Sí, creo que quedará en nada, afortunadamente, aunque creo que sembrará confusión en todo el orbe católico: recuerden que tenemos un Papa argentino. 

Pero si alguien me recuerda que para este viaje no hacían falta estas alforjas... pues tendré que darle la razón.