¿Recuerdan aquella memorable frase de Celaá, cuando doña Isabel ocupaba la cartera de Educación? Fue en respuesta a preguntas de Hispanidad cuando la entonces responsable de Educación respondía: “los hijos no son de los padres, sino del Estado”.

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Una frase que demuestra -todavía hoy sigue muy vigente- una verdadera obsesión en el Gobierno Sánchez por pervertir a los niños desde su más tierna infancia. Por eso se enfadó Celaá cuando Hispanidad le preguntó si a los niños deben educarles los padres o el Estado. Aseguró que esa no era una pregunta para una rueda de prensa. Todo porque le daba vergüenza -al principio, con el paso del tiempo ya no- reconocer que el plan socialista consistía en arrebatar a los hijos de la mano de sus padres y educarles como sumisos ciudadanos del régimen y votantes progresistas, con medio cerebro, un cuarto de corazón y mucho, mucho aborregamiento.  

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Pues bien, ahora que doña Isabel ocupa el cargo de embajadora del Vaticano estamos seguros de que le llegará alto y claro -otra cosa es que lo quiera escuchar- el mensaje del Papa Francisco que ha resaltado el “derecho de los padres de educar a sus hijos” según sus valores.

“Hay una clara necesidad de proteger el derecho de los padres a criar y educar a sus hijos en libertad, sin encontrarse limitados en ningún ámbito, particularmente en el de la educación, a aceptar programas educativos contrarios a sus creencias y valores. De hecho, este es un gran desafío en la actualidad”.