Si hay algo que la sociedad sufre en silencio es la imposición de la educación escolar, que los políticos se empeñan en cambiar a su gusto según la ideología dominante del momento. Es curioso que todos los que mandan y opinan sobe la Ley de Educación nunca son los padres y si lo hacen es ya a toro pasado para quejarse estérilmente. Políticos, funcionarios, sindicatos y profesores deciden sobre qué es lo más conveniente para nuestros hijos, cuando siempre los padres, en definitiva, somos los primeros responsables de la educación, la salud, el vestido y la alimentación de nuestros hijos. Pero no, los padres son llevados una y otra vez  al paredón inopinadamente y se encuentran con una y otra vez con una ley impuesta por todos aquellos que "saben mejor" de cómo debemos educar a los hijos. En esta ocasión recomendaré dos libros, a cada cual más interesante, que exponen a educadores y progenitores puntos de vista que quizá los legisladores debieran tener muy en cuenta, ya que, como legisladores que son, debieran tratar de formular leyes que armonicen el sentir de los ciudadanos que les pagan por su trabajo y apuntar al bien común sin demagocijar las leyes a los intereses de partidos, o peor, de las ideologías de moda. La libertad debiera ser real, no solo de boquilla, y dejar de poner muros a lo que los padres deseamos para nuestros hijos: educación pública, concertada y privada; mixta o diferenciada; laica o confesional... ¿Por qué no poder elegir? ¿Por qué ese empeño a ser todos iguales si ninguno lo somos? Y por último la gran ausente y temida homeschooling -¡vade retro!- que en muchos países es posible y funciona, ¡oiga, que funciona! El miedo a que en España se les vayan los niños de las manos y no reciban determinadas consignas, les puede a nuestros políticos. Educar no es domesticar (Sekotia) es la obra coral de José Fernando Calderero, un estudioso de la educación escolar donde lleva a cabo la teoría (todavía tristemente teoría) de que la educación no debe ser impositiva y que lo que el alumno debe recibir es una serie de influjos de enseñanza para que sean absorbidos y se produzca en el educando la evolución de su personalidad de manera que aprender sea una tarea feliz. Claro, muchos al leer esto pensarán que "¡Otra bonita utopía!" pero no, la experiencia de este viejo profesor es mucho más que la utopía teórica de otros ideólogos que piensan que la no exigencia es el camino perfecto... El camino perfecto para convertirse en un vago mimado, acostumbrado a que se lo den todo hecho: primero papá y mamá, luego el Estado y siempre la sociedad. Les aseguro que no es utópica esta obra porque trabaja en lo nuclear, poniendo a cada uno y cada cosa en su sitio, arriesgando frente a otros muchos que seguramente le tildarán de molesto, porque pide cambios en las estructuras, en los modelos, en los profesionales. Hay un breve vídeo (3 minutos) del autor, al que invito a conocer, porque a través de preguntas y respuestas explica bien sus objetivos; además, si el lector sigue interesado puede ir a la entrevista completa (casi 6 minutos). La nueva educación (Plaza y Janés) es un complemento perfecto en todo, porque César Bona es un joven profesor que curiosamente, y salvando el salto generacional que le distancia al anterior autor, llegan a conclusiones muy parecidas en la creación de empatías del alumno y el trabajo como labor constante para crecer y madurar en la edad de referencia en cada curso. Y César, al igual que Calderero, no trivializan con lo que fue la educación y lo que esperan de ella como profesionales expertos, estudiosos y dedicados a investigar, porque saben que no todo lo pasado fue malo, como no todo lo bueno está en el futuro El presente es el día a día y el éxito no es casualidad, es una labor tenaz y casi siempre callada. Bona pasa por su obra con elementos que hoy están tan entredicho como los libros de texto, la educación desde soportes digitales, los deberes de casa, los exámenes de evaluación... Todo, todo está puesto en solfa para que lo bueno mejore y lo malo sea corregido. Hablamos de una etapa en la vida de nuestros hijos que no podemos dejar solo en manos de políticos, que hasta hoy solo han mostrado un interés demasiado interesado; la izquierda y la derecha a la greña por "su" educación y mientras, los protagonistas, nuestros hijos, sobreviven en medio sin saber que su futuro lo están hipotecando unos señores que dicen siempre lo que es "mejor para todos", también para nuestros hijos. Humberto Pérez-Tomé Román @hptr2013