El viernes celebramos, con pompa y boato mediático, el Día Europeo sobre la salud Sexual y reproductiva. Lo segundo es peor que lo primero, porque se refiere al aborto, libre, gratuito, con censura a cualquier actividad provida, que son puro delito de odio, y, a ser posible, aborto obligatorio.

Pero hoy me quiero ocupar del primer apellido, lo de salud sexual.El Nuevo Orden Mundial (NOM) está preocupado porque se han disparado las enfermedades venéreas. ¿Y qué esperaban? ¿acaso no hemos convertido la sociedad en el reino de la pornografía y del putiferio?

Pero, pongámonos serios, patologías como la sífilis -el mal francés-, la gonorrea -no, no es una señora vasca- y demás son graves y están en aumento despendolado. 

Naturalmente, a nuestras autoridades sanitarias no se les ocurre aplicar el modelo que han aplicado las sociedades civilizadas desde que el mundo es mundo.

Porque escucho en TVE la siguiente conclusión, monda y lironda, ante el alarmante número de infecciones sexuales: “El uso del preservativo es la única manera de evitar la transmisión de estas enfermedades”. 

En primer lugar, esa afirmación resulta poco científica pero, en segundo lugar, antes que aconsejar el uso de condones, ¿no sería mejor no fornicar con quien no debes? Porque a los monógamos no les ocurren estas cosas, ¿verdad? Y el viejo consejo de “antes del matrimonio nada y después del matrimonio todo”, también solía funcionar. Y baratico. Sí, matrimonio es el compromiso con el otro.