Lo cuenta ACI Prensa. Un grupo de vándalos pertenecientes a Arran, grupo de jóvenes de la izquierda independentista catalana, pintaron la fachada de una iglesia en Barcelona, amenazando a un sacerdote que sirve allí, el P. Pablo Pich Aguilera

Pich escribió en sus redes sociales: “Ladran, luego cabalgamos. ¡Gracias a todos por vuestro apoyo! ¡Adelante siempre!, ¡semper fidelis! (siempre fiel)”. Y habló con el medio, asegurando que el acoso es constante: “En realidad esto ha sido una pintada que hacen recurrentemente. En un año es la quinta vez que pintan en la iglesia”.

La amenaza que escribieron fue: “Te tenemos en el punto de mira. Pablo, te abortaremos”. La persecucion de los cristianos es una realidad de la que pocos se atreven a hablar... y creciente en España. Ya lo denunció Vox, que llevó al Congreso una iniciativa en la que solicita al Gobierno "promover las medidas que sean necesarias en el ámbito internacional para garantizar el respeto a los cristianos y condenar su persecución en el mundo". Aquí, por el momento, se trata más de una persecución considerada blanda o “«educada, disfrazada de cultura, modernidad y progreso» que termina por quitarle al hombre la libertad y también el derecho a la objeción de conciencia”, como escribió el Papa Francisco, frente a una persecución dura o «explícita», como la denominó el Santo Padre, y que se vive en múltitud de países (Nigeria, Congo, Pakistán e India, entre ellos). 

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O la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso: "Las matanzas constantes de cristianos en las últimas décadas no reciben la atención que merecen".

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