El comisario europeo de Industria, Digital y Mercado Interior, el francés Thierry Breton, amenazó esta semana a Elon Musk con cerrar X (antes Twitter) si en 24 horas no eliminaba los bulos y los mensajes de odio que se estaban difundiendo a través de la plataforma acerca de los ataques en Israel.

En su carta difundida en la propia X, Breton, a quien algunos califican de liberal, le advierte a Musk que las nuevas reglas de la UE obligan a las plataformas a luchar contra la desinformación y los mensajes de odio. En otras palabras, le recuerda que la censura ya es legal en Europa y que la debe aplicar él, como dueño de X.

“Tras los ataques terroristas llevados a cabo por Hamás contra Israel, tenemos indicios de que su plataforma está siendo utilizada para difundir contenidos ilegales y desinformación en la UE”, escribió Breton. “Permítanme recordarles que la Ley de Servicios Digitales establece obligaciones muy precisas en materia de moderación de contenidos”, señaló el liberal Breton, para finalizar amenazando con sanciones: “Le insto a que garantice una respuesta rápida, precisa y completa a esta solicitud en las próximas 24 horas. Incluiremos su respuesta en nuestro expediente de evaluación sobre su cumplimiento de la DSA. Le recuerdo que tras la apertura de una posible investigación y un hallazgo de incumplimiento pueden imponer sanciones”, concluyó.

Musk no tardó en responder: “Nuestra política es que todo sea de código abierto y transparente, un enfoque que sé que la UE apoya. Por favor, indique en X las violaciones a las que alude para que el público pueda verlas”, escribió.

Al margen de lo que sucede en Israel, lo cierto es que Bruselas, en lugar de garantizar la libertad de expresión, se ha convertido en censor de todo el que se salga de lo políticamente correcto y se atreva a criticar la ideología de género y el cambio climático. Y Elon Musk es uno de ellos.