El cuidado del medio ambiente es el centro de las preocupaciones de las empresas que apuestan por la economía circular, la cual tiene el objetivo de mantener el valor de productos, materiales y recursos durante el mayor tiempo posible reduciendo al mínimo la generación de residuos. En la implantación de esta nueva economía, el reciclaje y la reutilización de plásticos, así como su sustitución, son temas prioritarios, y más en este contexto actual de guerra contra el plástico: Europa e Hispanoamérica se han puesto a la cabeza para proteger los mares.

Hasta 13 millones de toneladas de plásticos van a parar al mar cada año, lo que equivale a un camión de basura por minuto. La mayoría procede de los residuos que se descargan en los ríos de las ciudades. Este escenario de contaminación es uno de los problemas ambientales más importantes hoy día, porque no sólo amenaza la biodiversidad marina, sino también la salud humana. Actualmente, menos del 3% de los mares está protegido, pero la comunidad científica exige que para el año 2030 este porcentaje llegue al menos al 30%.

Actualmente, menos del 3% de los mares está protegido, pero la comunidad científica exige que para el año 2030 este porcentaje llegue al menos al 30%

Junto a la apuesta por la economía circular, está el aumento de la concienciación social por el cuidado del medio ambiente y algunas decisiones políticas al respecto. Entre ellas, el pasado marzo, el Parlamento Europeo aprobó la prohibición de los plásticos de un solo uso (platos, cubiertos, vasos, pajitas, bastoncillos de algodón y envases de poliestireno para alimentos) a partir de 2021, pues según cálculos de la Unión Europea (UE), este tipo de plásticos representan casi el 70% de los deshechos que contaminan las aguas y playas comunitarias.  

tetra pak y pajita de papel

Ante todo este contexto, iniciativas innovadoras y sostenibles están surgiendo a ambos lados del océano Atlántico, y se basan en semillas, rocas, cartón, polímeros de origen vegetal y plástico reciclado y reciclable. Veamos algunos ejemplos.

TetraPak, el líder mundial en soluciones de envasado y procesado tiene sus orígenes en Suecia en 1951, se dedica a diseñar y producir soluciones de envasado de cartón y procesado para la industria alimentaria. Actualmente, se ha convertido en la primera empresa en producir pajitas de papel en Europa y no ha patentado dicho invento con el fin de que esté disponible para toda la industria. Estas pajitas son de papel reciclable y se empezarán a usar en envases de cartón de tamaño individual (que usa habitualmente, en productos lácteos y bebidas para niños).

TetraPak, la primera empresa en producir pajitas de papel en Europa, no patenta el invento para que esté disponible en toda la industria

“Este es un paso importante en nuestra visión para conseguir un envase fabricado completamente con materiales de origen vegetal, contribuyendo a una economía circular baja en carbono”, ha señalado Adolfo Orive, presidente y CEO de Tetra Pak. Además, la compañía ha anunciado que ha estado evaluando los avances técnicos y trabajando con varios líderes tecnológicos para explorar otras opciones biodegradables, como los polihidroxialcanoatos (PHA), un polímero que es también derivado de materiales de origen vegetal. Todo esto se une a otros proyectos de desarrollo de envases sostenibles, como tapones unidos al envase y sistemas integrados para beber directamente de este.

Por otro lado, desde México llega una iniciativa que ha convertido las semillas de aguacate en menaje biodegradable. En 2011, el ingeniero químico Scott Munguía descubrió que la semilla del aguacate contiene un polímero similar al que está presente en el maíz, que se puede usar para producir bioplásticos. Así, tres más tarde, fundó la empresa Biofase para comercializar productos bioplásticos (elementos de menaje y pajitas) formados en un 60% por el biopolímero del aguacate y en un 40% por compuestos orgánicos sintéticos.

300.000 toneladas de semillas de aguacate se descartan cada año en México, pero podrían satisfacer el 20% de la demanda mundial de bioplásticos

Estos productos se autodescomponen en 240 días y no es necesario incinerarlos, además no usa cultivos para el consumo humano (como el maíz o la yuca), sino semillas de aguacate. Munguía calcula que 300.000 toneladas de estas se descartan cada año sólo en México, cantidad con la que se podría satisfacer el 20% de la demanda mundial de bioplásticos, los cuales vendrían muy bien dada la prohibición europea de plásticos de un solo uso. Ya están presentes en varios países de Sudamérica y han iniciado su expansión en Europa.

En Chile, los emprendedores Roberto Astete y Cristian Olivares han creado Solubag, una bolsa de plástico que se disuelve en agua en pocos minutos y además, el agua que queda es inocua y se puede beber porque no tiene ningún químico. Utiliza componentes de la roca caliza (formada principalmente por carbonato de calcio) para generar alcohol polivinilico (PVA), el elemento principal que permite fabricar este material, y por tanto, no usa derivados del petróleo, por lo que su impacto ambiental es nulo. Una muy buena alternativa a la bolsa de plástico que conocemos, de la que se consumen un millón cada minuto en todo el mundo y que tarda 500 años en descomponerse en el medio ambiente.

Se consumen un millón de bolsas de plástico cada minuto en todo el mundo, pero ojo, cada una tarda 500 años en descomponerse en el medio ambiente

Decíamos al principio que 13 millones de toneladas de plásticos van a parar al mar cada año y que la mayoría procede de los residuos vertidos en los ríos de las ciudades, pues bien, el ecuatoriano Inty Grønneberg podría ayudar a solucionarlo. Y es que ha ideado unas turbinas que son capaces de filtrar y retener el plástico en los ríos antes de que lleguen al mar, y que también se pueden instalar en las embarcaciones.

Estas turbinas pueden recoger hasta 80 toneladas de plástico diariamente. Un invento por el que Grønneberg fue reconocido por la revista MIT Technology Review como uno de los innovadores menores de 35 años de 2018 en Hispanoamérica.

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Hoy día, el 38% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía proviene de los edificios, un desafío ante el que un grupo de estudiantes, titulados y docentes de la Universidad ORT Uruguay ha presentado una alternativa: La Casa Uruguaya, un proyecto de vivienda sostenible e inteligente. Se trata básicamente de una vivienda dentro de una caja, en la que su aislamiento impide que entre el calor y el frío. Tiene dos techos, partes móviles que se abren o cierran para regular la temperatura interna y ventanas estratégicamente situadas para mejorar la iluminación.

Las turbinas creadas por Inty Grønneberg pueden recoger hasta 80 toneladas de plástico diariamiente en los ríos 

Esta vivienda sostenible e inteligente se autoabastece con energía solar, alerta del desperdicio de energía, tiene un sistema de reutilización de agua y sensores que controlan la temperatura, la humedad y la luz. Por su innovación y eficiencia energética recibió varios premios en la Solar Decathlon, una competencia académica internacional patrocinada por el Departamento de Energía de EEUU, así como el Premio Nacional de Eficiencia Energética en Uruguay en 2016. El coste de esta vivienda es de entre 50.000 y 90.000 millones de dólares (entre 44.600 y 80.400 millones de euros).

Y por último, en España, merece la pena destacar el esfuerzo de algunas cadenas de supermercados, que han eliminado las bolsas de plástico o que las quieren sustituir por mallas de algodón; o de textiles que ya sólo usan bolsas de papel reciclado. Asimismo, la marca Relevo fabrica bolsas de basura de plástico 100% reciclado y reciclable; y la empresa murciana PcComponentes, que vende móviles, tecnología y electrónica de forma online y ha ideado un sistema que calcula automáticamente el volumen del producto y fabrica en el momento una caja a medida, un embalaje inteligente que ahorra un 95% de plástico y un 50% de cartón.