Más vale prevenir que curar. Esta máxima de los más precavidos alcanza todo su sentido en muchas ramas de la Medicina. Entre quienes más la usan están los epidemiólogos o los especialistas en enfermedades infecciosas, a sabiendas de que gracias a las vacunas se han conseguido evitar millones de contagios y muertes por enfermedades que años atrás habían causado verdaderas pandemias. Algunas como la viruela, son ya historia, y otras como el sarampión, la polio o la rubeola, están a punto de pasar también a mejor vida. En otras especialidades como la Oncología, la prevención también vale su peso en oro. La adopción de hábitos de vida saludables y los programas de detección precoz de algunos tumores, como el de mama o los colorrectales, son determinantes para poder abordar con éxito su tratamiento, con muchas más probabilidades de curación.

Los nuevos tratamientos que se están empleando en fases muy iniciales de la enfermedad han demostrado resultados más esperanzados

Sin embargo, en otros casos este abordaje preventivo se antoja mucho más difícil, como sucede en la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, donde la imposibilidad de saber qué pacientes acabarán desarrollando la enfermedad y la ausencia de tratamientos curativos impiden frenar su imparable avance. De hecho, actualmente hay unos 50 millones de personas en el mundo con algún tipo de demencia, unos 800.000 en España, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) avisa de que las cifras pueden triplicarse de aquí a 2050.

Ante esta situación, la comunidad científica lleva tiempo intentando encontrar soluciones con el objetivo de empezar a tratar la enfermedad lo antes posible. “Hasta ahora los tratamientos se usan cuando el Alzheimer ya ha empezado a dar síntomas y eso hace que no sean todo lo efectivos que deberían, dado que ya hay depósitos de la proteína beta-amiloide en el cerebro”, apunta el Dr. Rafael Arroyo, jefe de Departamento de Neurología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid​ y del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo. Ambos centros españoles forman parte de un programa de investigación pionero a nivel mundial que busca reclutar personas sanas -preferentemente entre 65 y 75 años- que podrían desarrollar la enfermedad, con el objetivo de iniciar un tratamiento preventivo frente a la posible acumulación de dicha proteína, que no es causa directa de la enfermedad pero sí está relacionada con la muerte neuronal y su sintomatología.

Pruebas genéticas y un PET para calcular el riesgo

Para ello, desde septiembre están tomando muestras de saliva para detectar si portan una variedad del gen de la apolipoproteína A4 (APOE4), en su forma homocigótica, dado que se sabe que estas personas tienen en torno a un 50 por ciento de posibilidades de desarrollar enfermedad de Alzheimer en los 10 años siguientes. “En caso de detectarla, se realiza un PET cerebral para calcular el riesgo de padecer la enfermedad y se les plantea la opción de participar de forma gratuita en un ensayo clínico con fármacos experimentales”, apunta Arroyo.

Hasta ahora los tratamientos se usan cuando el Alzheimer ya ha empezado a dar síntomas y eso hace que no sean todo lo efectivos que deberían

“Los fármacos que buscan eliminar la beta-amiloide son poco eficaces y causan efectos adversos pero, en cambio, los nuevos tratamientos que se están empleando en fases muy iniciales de la enfermedad han demostrado resultados más esperanzados”, cuenta Arroyo. Algo que puede conseguirse bien gracias al bloqueo de la formación de beta-amiloide o bien mediante la inmunización activa que crea un anticuerpo contra dicha proteína.

La investigación, denominada Programa Generation y llevada a cabo por la farmacéutica suiza Novartis, consta de dos ensayos clínicos, Generation 1 y Generation 2, y en ella participan 190 centros de varios países, como Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Australia, Sudáfrica o Japón. En España, además de los dos hospitales de Quirónsalud hay tres asociaciones de pacientes implicadas: ACE y Pasqual Maragall en Barcelona, y la Fundación CITA en San Sebastián. Además, Arroyo ha destacado la importancia de que este proyecto aglutine un amplio equipo de investigación formado por neurólogos, neuropsicólogos, enfermeras, radiólogos, médicos nucleares, técnicos especializados en neuroimagen y farmacéuticos. Todo un trabajo en equipo para conseguir adelantarnos al Alzheimer antes de que empiece a dar la cara. Si quieres contribuir a ello como participante, puedes hacerlo a través del correo electrónico informativo prevencion-alzheimer@quironsalud.es