Cuando el ser humano se enfrenta a un desafío de cualquier índole, y en los tiempos que corren actualmente hay muchos, puede sufrir un episodio de estrés.
Problemas laborales, subida de precios, del IPC, de los alimentos, de los combustibles, de la hipoteca, más gastos que ingresos, no se llega a fin de mes… esta incertidumbre diaria provoca un estrés difícil de gestionar. Cuando el ser humano se enfrenta a un desafío de cualquier índole, y en los tiempos que corren actualmente hay muchos, puede sufrir un episodio de estrés.
Ante esta tensión, física o emocional, el cuerpo reacciona liberando hormonas como la adrenalina o el cortisol, que hacen que el cerebro esté más alerta, aumentan las pulsaciones y tensionan los músculos. El cortisol, también llamado “hormona del estrés”, regula el nivel de azúcar en sangre, controla la presión arterial y reduce la inflamación.
El estrés es ya el tercer factor de riesgo cardiovascular entre las mujeres y el segundo entre los jóvenes entre 16 y 35 años, solo por detrás del tabaquismo
Esta respuesta natural del cuerpo ante un factor estresante se produce para protegerlo, pero si la situación de estrés es constante puede afectar a la salud, especialmente al corazón.
En muchas ocasiones tener dolor de cabeza irritante, dolores musculares, ansiedad, depresión, ira, impaciencia, falta de memoria, de energía y problemas de sueño puede ser a consecuencia de sufrir un estrés agudo.
Además, cuando se está estresado se pueden tomar decisiones de vida poco saludables, como malos hábitos alimenticios o disminución de la actividad física, lo cual afecta al corazón, favoreciendo el riesgo de la aparición de enfermedades cardiovasculares. No hay que olvidar que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en hombres y mujeres de países desarrollados.
Cuando una persona está estresada, su organismo libera varias hormonas, produciendo un aumento de la presión arterial y haciendo que los vasos sanguíneos se estrechen y el corazón lata más rápido. Como consecuencia del aumento de la presión arterial, las paredes de las venas se comprimen provocando una mala circulación sanguínea que hace que el corazón no reciba suficiente sangre y, por tanto, suficiente oxígeno.
Verduras y frutas frescas y alimentos con grasas omega-3 pueden ayudar a controlar los niveles de cortisol y, por lo tanto, a controlar el estrés
El estrés también puede provocar trastornos en el ritmo cardiaco, latidos irregulares, más lentos o más rápidos. “La relación entre el estrés y la posibilidad de sufrir un infarto de miocardio es directa cuando las personas experimentan un episodio de estrés agudo. En esta situación se puede disparar el proceso de fisura, erosión o rotura de placas de arterioscleróticas ya existentes y el desarrollo de un trombo oclusivo provocado por un exceso de adrenalina en sangre”, explican los doctores Manuel González Correa y Carlos Arias Miranda, coordinadores del servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón.
En el año 2021, la Encuesta de Salud realizada por la Fundación Española del Corazón (ESFEC) indicaba que el estrés es ya el tercer factor de riesgo cardiovascular entre las mujeres y el segundo entre los jóvenes entre 16 y 35 años, solo por detrás del tabaquismo.
El sexo, la edad o la herencia genética son factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares no modificables, que generalmente no son causa suficiente para sufrir un infarto. “Los factores modificables son aquellos que pueden aparecer por causa directa del estrés como la hipertensión arterial, el tabaquismo, niveles de colesterol alto, la diabetes Mellitus, el sobrepeso y la baja actividad física o el sedentarismo”, puntualiza el doctor Manuel González Correa.
Ejercicio contra el estrés
Hay cambios que se pueden llevar a cabo en el estilo de vida diario para reducir el estrés y así ayudar al corazón a mantenerse en forma, como hacer ejercicio con regularidad. El ejercicio físico puede disminuir el sentimiento de estrés y de ansiedad, ya que la actividad física, siempre que se realice a una intensidad adecuada a cada tipo de persona, ayuda a reducir las hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina y estimula la producción de endorfinas, que son sustancias químicas que dan sensación de bienestar, además de ser analgésicos naturales.
El estrés puede provocar trastornos en el ritmo cardiaco, latidos irregulares, más lentos o más rápidos
Sin embargo, hay que recalcar que algunos deportistas pueden sufrir lo que se conoce como estrés físico, “producido por una actividad deportiva intensa y puede ser desencadenante de eventos cardiovasculares como infarto agudo de miocardio, arritmias graves o muerte súbita, sobre todo en pacientes con enfermedades como miocardiopatía o arteriosclerosis coronaria que pudieran ser conocidas previamente o no”, señala el doctor Carlos Arias Miranda.
Mantener una dieta equilibrada también afecta a la salud mental y física. Comer bien ayuda a reparar las células y a mantener un sistema inmunitario sano proporcionando la energía necesaria al organismo. Verduras y frutas frescas y alimentos con grasas omega-3 pueden ayudar a controlar los niveles de cortisol y, por lo tanto, a controlar el estrés. Evitar, asimismo, el consumo excesivo de cafeína y alcohol y, en la medida de lo posible, prescindir del tabaco son otros factores a tener en cuenta.
La prevención es la mejor manera de mantener sano el corazón, pero es importante recordar que si se tiene dolor en el pecho, dificultad para respirar, dolor en la mandíbula o en la espalda, dolor que se irradia al hombro o al brazo, sudoración, mareos o náuseas, pueden ser signos de advertencia de un ataque cardiaco y no simplemente síntomas de estrés, por lo que se debe buscar ayuda médica inmediatamente.
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