El nuevo escenario geopolítico abierto tras la llegada a la presidencia de EEUU de Donald Trump ha obligado a Europa a mover ficha y a intentar recolocarse en el tablero internacional.

Por ejemplo: Trump está empeñado en que la guerra entre Rusia y Ucrania debe terminar. Y para ello ha anunciado la paralización del envío de ayuda militar a Kiev, incluido el material de guerra que se encontraba en Polonia listo para trasladarlo a Ucrania. Esta decisión se produce después de la discusión que mantuvo con su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, en la Casa Blanca, este fin de semana.

Lo cierto es que Europa le ha visto las orejas al lobo y las señales mandadas por Trump de que debe defenderse por sí misma parecen haber hecho mella.

Así, por ejemplo, hoy mismo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado la creación de un fondo de 150.000 millones para dar préstamos a los países miembros de cara a que inviertan en defensa. Además, ha concretado en 800.000 millones el coste total de un plan de inversión militar en Europa durante los próximos 10 años. "Rearmar Europa podría movilizar cerca de 800.000 millones de euros de gastos en defensa para una Europa segura y resiliente", ha afirmado. 

Para ello, la presidenta de la CE ha dicho que Bruselas dará facilidades como poner en marcha la cláusula de escape del pacto de Estabilidad y que el gasto militar no se sume a la deuda: "Los Estados miembro están dispuestos a invertir más en su propia seguridad si disponen del espacio fiscal necesario. Así que debemos permitirles hacerlo". Por eso, "proponemos activar las cláusulas de escape nacionales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento". 

Por cierto, no se pierdan el análisis de Jorge Fernández Díaz en La Razón: "Una UE «woke» y perdida en su marginalidad".