Los vuelos en el Air Force One dan para mucho, y en el trayecto hacia Japón, los periodistas preguntaron al presidente Trump sobre las elecciones de 2028 y el comentario de Steve Bannon de que debía postularse para un tercer mandato. El republicano sabe que no puede presentarse a un tercer mandato en 2028 por la limitación de mandatos que prevé la vigésimo segunda enmienda de la Constitución de Estados Unidos.
Pero se mostró tranquilo y seguro en su sucesión: tenemos un grupo de "muy buenas personas" y que podrían ser candidatos ganadores. Para no dejar dudas especificó aún más, dando el ticket electoral practicamente cerrrado: "Tenemos gente excelente. Tenemos a uno de ellos aquí mismo", dijo Trump, señalando al secretario de Estado, Marco Rubio. "Tenemos a JD, obviamente, el vicepresidente es genial. No estoy seguro de que nadie se presente contra esos dos. Si formaran un grupo, sería imparable".
2028 TALK: “I think if they ever formed a group it would be unstoppable.”
— Fox News (@FoxNews) October 27, 2025
President Trump backs a potential JD Vance–Marco Rubio ticket for 2028 —but doesn't quite rule out his own political future. pic.twitter.com/DsQdCxNwY8
Así, Trump dejaba clara su apuesta: Vance presidente y Rubio vicepresidente en 2028. Y es que desde que el republicano formó su Gobierno hemos visto como tanto el vicepresidente como el secretario de Estado han tomado papeles muy relevantes en la Administración Trump.
El cargo de vicepresidente de Estados Unidos siempre ha sido uno de las más cotizados, al ser el principal trampolín para acceder a la Presidencia, si bien pocos vicepresidentes de la primera potencia mundial han jugado un papel verdaderamente relevante en las Administraciones estadounidenses. Sorprende por eso el importante rol que está jugando en la segunda Administración Trump el actual vicepresidente JD Vance. Todo ello a pesar de su juventud, dado que asumió el cargo con 40 años, siendo la tercera persona más joven de la historia del país en hacerlo.
Vance ha asumido un perfil institucional e internacional mucho más intenso que otros vicepresidentes del pasado. Se ha erigido en el principal referente ideológico de la Administración Trump. También en el plano internacional ha participado en los asuntos más relevantes. Su defensa a ultranza de la familia tradicional, abogando por la necesidad de incrementar la natalidad en Estados Unidos, y el hecho de que siempre viaje acompañado por su esposa, la segunda Dama Usha Vance y sus tres hijos pequeños, evoca la imagen de los grandes líderes americanos.
Con el hispano Marco Rubio como secretario de Estado de Estados Unidos, más de lo mismo. Ha tomado un papel protagonista en todos los asuntos internacionales: rápidamente señaló el narcotráfico, está al frente del acuerdo de paz en Gaza, también es el responsable contra el chavismo, ha revolucionado el Departamento de Estado, también lo hemos visto en un papel protagonista contra la injerencia China y con el narcotráico en Venezuela y México. Por no olvidar que él fue hace ya seis años el que dio la voz de alerta contra Huawei. De profundas convicciones católicas, y padre de cuatro hijos, Rubio se ha distinguido durante toda su carrera política como un defensor de los valores cristianos y de los principios no negociables. A sus 53 años, Rubio se convierte no sólo en el primer hispano en ostentar la jefatura de la diplomacia estadounidense, sino también en el primer hispano en alcanzar el puesto más relevante en la historia de Estados Unidos.
"Tenemos un gran grupo de personas, cosa que ellos no tienen", aseveró Trump. Los demócratas "tienen a Jasmine Crockett, una persona con un coeficiente intelectual bajo. Tienen a AOC, otra persona con un coeficiente intelectual bajo". Y es que los demócratas comienzan a posicionarse, el último en hacerlo ha sido Bernie Sanders, el gran referente progresista de EEUU en las últimas década, señalando a Alexandria Ocasio-Cortez, congresista por Nueva York y referente de la izquierda radical como candidata.
Volviendo a los republicanos, de darse el ticket por el que apuesta Trump, estaríamos ante la primera Administración estadounidense con presidente y vicepresidente católicos. Algo estará cambiando en Estados Unidos, y ya se sabe, cuando el país estornuda, el mundo se resfría.











