En marzo de 2020, la República Popular China presumió de haber regalado un "valioso apoyo" a Costa Rica contra el Covid 2019, iniciado, miren por donde en China. La verdad es que el regalo lo pagaba la Fundación Alibaba, del magnate chino Jack Ma, que luego fue perseguido por Xi Jinping, detenido y humillado, porque pensó, pobre infeliz, que su riqueza y su éxito empresarial le permitían volar sólo, fuera del alcance del Partido Comunista chino.

Pekín siempre hace lo mismo. Ha aprovechado su falta de reciprocidad en el mundo globalizado (los chinos venden en todo el planeta pero no permiten que Occidente venda en China).

El pasado mes de diciembre, Pekín se enfrentó a Costa Rica porque ésta se había atrevido a dudar de las intenciones chinas en materia de espionaje cibernético en Costa Rica, espionaje apoyado, como siempre, en la empresa Huawei y en su liderazgo en la red 5G de telefonía.

En definitiva, por lo mismo que el amigo Donald Trump se enfrentó a China e hizo que Canadá detuviera a un familiar del presidente de Huawei, destacado miembro casualmente, del Partido Comunista Chino.

Ahora llegan noticias, no muy codificadas aún, de que China (con Costa Rica, claro, con Washington no se atreve), pretende hasta censurar a la prensa costarricense, cuando ésta se atreve a criticar a la mayor tiranía del mundo, la del miserable tirano Xi Jinping.

Y luego está la coña de la consigna oficial china para todo tipo de asuntos relacionados con la libertades públicas: por supuesto que están alineados con los derechos humanos pero, atención a este comunicado de la embajada china en Costa Rica... derechos humanos adaptados a "las condiciones nacionales" chinas.

Liberalismo, o defensa de la pequeña propiedad privada, no es lo mismo que librecambismo o ausencia de aranceles y contingentes... aunque sea a costa de precarizar salarios y destruir la familia y desertizar los países

Pero Trump cayó y Biden, que de palabra se enfrenta a China pero no de obra, es un instrumento débil y un poco tonto para enfrentarse a la dictadura de Beijing que sólo pretende, son así de modestos, conquistar el mundo, previa colonización económica... como puede verse con el coche eléctrico.

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En Europa, Pekín no tiene enemigo de calado, porque a Europa le falta pulso, se ha convertido en un títere sin capacidad de iniciativa y sin capacidad de respuesta.

China pretende ser un tirano comercial y un tirano del pensamiento, le ha tomado el pelo al Vaticano y mantiene la misma iglesia patriótica China, o sea, curas y obispos comunistas, o sea que no creen en Dios, al tiempo que ha conseguido introducirse, y hasta mandar, en la Iglesia católica china, mártir, fiel a Roma, que se mesa los cabellos ante la ingenuidad dolosa del secretario de Estado Vaticano, inefable Pietro Parolin.

Es un remedio contra el fracaso del librecambismo por mor de la chapuza china, que está colonizando Occidente, sobre todo Europa e Hispanoamérica, al tiempo que no permite que nadie entre en China

Y ahí es donde surge Donald Trump, cuyo carácter atrabiliario oculta una capacidad de análisis económico alejado de los tópicos, tan opresivos entre los economistas, que siempre se han especializado por equivocarse de pleno pero, eso sí, todos juntos y en la misma dirección.

En definitiva, Donald Trump, cuando aún no ha sido nominado como candidato republicano, propone al mundo instalar un arancel universal del 10%. La medida contradice el proceso globalizador iniciado hace 50 años, pero parece la única forma de enfrentarse a la colonización china que se basa en lo anteriormente dicho: tú levanta tus fronteras y yo te venderé de todo pero no ofreceré reciprocidad alguna: en China -1.400 millones de consumidores- tú, occidental, no puedes vender ni un dedal.

Además: coparé tus empresas, aprenderé tus procesos de producción y luego te echaré a ti, a tus directivos y a los trabajadores de dicha empresa e iniciaré la fabricación en China... pagando salarios chinos, naturalmente.

Es el momento de distinguir entre liberalismo, o defensa de la pequeña propiedad privada, que no es lo mismo que librecambismo o ausencia de aranceles y contingentes. Naturalmente, China, que para eso es un dictadura, paga a sus trabajadores salarios mínimos, al tiempo que, como buenos marxistas, encima maoístas, que es peor, destruye la familia natural, principal enemigo del capitalismo.

El Partido Comunista Chino no quiere que sus ciudadanos adoren a Cristo, su gran enemigo, pero como lo del ateísmo no da para mucho, han decidido cambiar a Cristo por Moloch, el dios dinero, que es a lo que hoy adora la sociedad china

El Partido Comunista Chino no quiere que sus ciudadanos adoren a Cristo, su gran enemigo, pero como lo del ateísmo no da para mucho, han decidido cambiar a Cristo por Mammon, el dios-dinero, que es a lo que hoy adora la sociedad china.

Eso sí, para destrozar la familia natural, que es aquella que cree en la fidelidad y en la apertura a la vida, Pekín implantó la política de un hijo por pareja o política de hijo único. Ahora, 70 años después, China afronta los primeros problemas de envejecimiento de población. No lo duden, tras instaurar el control de natalidad forzoso, Pekín implantará el control de mortalidad igualmente forzoso. Si no, al tiempo.

Aclaración: el 10% de arancel universal de Trump no es sino un remedio contra el fracaso del librecambismo... por mor de la jetadura china. El régimen de Beijing está colonizando Occidente, sobre todo Europa e Hispanoamérica, al tiempo que no permite que nadie entre en China. En Costa Rica ya se atreve a hasta a dictar los titulares de prensa. Esperemos que no se deje ni el Régimen de San José ni ningún otro, porque Hispanoamérica, hoy, está colonizada económicamente por China, y las empresas chinas no son ni como las norteamericanas ni como las españolas: no invierten, colonizan y saquean.

La propuesta del 10% de arancel debe ser considerada con interés.