Reino Unido ha anunciado este lunes que reforzará las leyes de Internet y las empresas tecnológicas estarán obligadas a proteger de "la desinformación patrocinada por el Estado", ya que supone una "amenaza" para la sociedad y la democracia del país. La enmienda se añadirá al proyecto de ley de seguridad nacional, y exigirá a las plataformas de redes sociales, los servicios de transmisión de vídeo y motores de búsqueda que tomen medidas para minimizar la desinformación de Estados extranjeros. 

La secretaria de Cultura británica, Nadine Dorries, ha hecho referencia a la guerra en Ucrania, como motivo que ha puesto de manifiesto la voluntad de Rusia de utilizar las redes sociales para difundir información falsa: "por eso estamos reforzando nuestras nuevas protecciones de seguridad en internet para asegurarnos de que las empresas de medios sociales identifiquen y erradiquen la desinformación respaldada por el Estado".

En la misma línea, el ministro de seguridad británico, Damian Hinds, ha afirmado que "la desinformación" es utilizada por múltiples cuentas falsas, con el objetivo de conseguir que los usuarios reales, sin saberlo, la "compartan". Y ha resaltado que Reino Unido necesita que "las grandes plataformas en línea hagan más para identificar y desbaratar este tipo de comportamiento inauténtico y coordinado. De eso trata esta propuesta de cambio en la ley".

Más lejos ha ido el diputado y presidente conservador de la comisión, Julian Knight asegurando que "La libertad de los medios de comunicación depende de que el regulador esté libre de la amenaza de injerencias cotidianas del Ejecutivo".

Es decir, que las redes sociales, como Facebook, Instagram, Twitter o Youtube, y los buscadores, como Google, tendrán que hacer lo que más les gusta, luchar contra los bulos. Así Reino Unido entra de lleno en la censura, usando la excusa de la guerra, como hizo España usando el Covid, de tal forma que los verificadores, financiados parcialmente por George Soros, decidirán qué es lo que se puede decir, convirtiendo internet en un territorito de pensamiento único progre. Y recuerden, la lucha contra el bulo se ha convertido en el gran bulo del siglo XXI... y en un negocio con mucho margen.