La manipulación de los niños y jóvenes a través de la educación sigue siendo uno de los principales objetivos de la Administración de Joe Biden-Kamala Harris. No fue casual la designación como secretario de Educación de Miguel Cardona. Quien, como ya contó Hispanidad, en 2019, cuando ejercía como máximo responsable educativo del demócrata Estado de Connecticut, dirigió un e-mail animando a dar los pasos necesarios para asegurar que los profesores de su Estado fueran defensores del plan educativo inspirado en el movimiento “woke”, que su departamento estaba confeccionando. El movimiento “woke” persigue la implantación de la denominada “critical race theory” o “teoría crítica racial” en las aulas para defender la “justicia racial” y luchar contra el “racismo sistémico”. Dicho más claro, persigue el fomento de la ideología radical del movimiento marxista Black Lives Matter (BLM) y semejantes en los centros educativos.

Sin embargo, los planes de Cardona han encontrado un muro en los miles de padres estadounidenses, que han protestado contra el control ideológico en las aulas que el actual gobierno estadounidense pretende implantar. Así, estos padres se han convertido en el principal objeto de cacería por parte del sectarismo progresista.

Primero, como buena táctica propia de un ejecutivo progresista, ha sido el turno de la demonización y el señalamiento de los padres objetores. Así, el secretario Cardona afirmó que “los padres no deberían ser los principales responsables en la educación de sus hijos”.

Y más: los padres no deberían tener papel alguno en la educación de sus hijos

Unas declaraciones que no resultan aisladas, dado que Terry McAuliffe, expresidente del Partido Demócrata y candidato demócrata en las elecciones a gobernador de Virginia que se celebran el próximo mes de noviembre, señaló en uno de los debates electorales que “los padres no deberían tener papel alguno para dirigir la educación de sus hijos, a lo cual su contrincante en el debate, el candidato republicano Glenn Youngkin, respondió que “son los padres quienes deben estar a cargo de la educación de sus hijos”.

Y una vez señalado el objetivo, comienza la fase de agresión directa, utilizando uno de los escenarios preferidos por el Nuevo Orden Mundial (NOM): los tribunales. Así, el Fiscal General de EEUU, Merrick Garland, ha amenazado a los padres objetores a la dictadura educativa que plantea la Administración Biden, y ha encomendado al FBI que investigue las “amenazas” sufridas por los consejos escolares por parte de los “violentos padres”.

De nuevo en el plano institucional, vuelve a ser el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis, reconocido trumpista, quien da la batalla ideológica contra la Administración Biden y ha respondido a las amenazas del Fiscal General. Así, DeSantis ha afirmado que “el Fiscal General Garland está manipulando el Departamento de Justicia, utilizando al FBI para perseguir a los padres objetores y silenciarles por medio de la intimidación”. DeSantis ha defendido la libertad de expresión de los padres recordando que “el desacuerdo no es acoso” y que las protestas pacíficas de los padres no son terrorismo, señalando que “las protestas que sí son terrorismo son aquellas que generan disturbios, saqueos y asaltos, como las que efectuó la extrema izquierda en el verano de 2020”.

Conviene recordar que fue DeSantis el primero en desenmascarar las intenciones de Biden, y ya en la pasada primavera anunció que el plan de estudios de su Estado excluiría la “critical race theory” y que “no habría espacio en las aulas de Florida para ideologías que promueven el odio a su propio país y el odio entre unos y otros”.

La dictadura del Nuevo Orden Mundial llega a las aulas gracias a Biden y Kamala… que no nos pase nada.