No faltó nadie a la Cumbre europea sobre Ucrania, celebrada en Londres, con Keir Starmer como anfitrión. Todo el occidente anti-cristiano, toda la Europa Neuvo ORden Mundial (NOM)... más Giorgia Meloni y hasta el no europeo, Justin Trudeau, al que los canadienses ya han dado una patada en el trasero pero que se agarra a los principios del NOM, el de las bio-ideologías, para mantenerse en el podio internacional.

No exagero: todo el Occidente anticristiano en la cristiana Europa, más Giorgia Meloni, contra el cristiano Donald Trump, que ha devuelto la antropología cristiana a la política occidental.

Starmer, todo un laborista británico: intenta enjuagar como líder internacional, su desastre interno como primer ministro británico. Pero en algo tiene razón:  si Europa decide apoyar a Ucrania frente a Rusia, debe enviar soldados a combatir contra los rusos

Meloni sí que es cultura cristiana pero mantiene un delicado equilibrio, en la cuerda floja entre Washington y Bruselas. Mucho me temo que no podrá aguantar demasiado en tan difícil postura.

También estaba la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, una democristiana encargada de arramblar con cualquier resto de esa democracia cristiana que creó la Unión Europea tras la II Guerra Mundial.

Añadan a Starmer, el hombre que ha proscrito la oración en el Reino Unido bajo pena de cárcel, y Emmanuel Macron, el personaje que ha elevado el crimen del aborto a derecho constitucional en Francia. Ambos son las dos potencias nucleares del Viejo continente y eso tiene su valor... pero no con esta pareja de inconsecuentes presumidos.

Conste que ambos, Francia e Inglaterra, ofrecieron el único punto de coherencia en aquella tertulia anti-Trump: el posible envío de tropas inglesas y francesas a Ucrania.

Nuestro papel vuelve  ser triste: "España está contigo", Volodímir. Dos mentiras en tres palabras: Sánchez no es España y España no está con Zelensky, sino con los ucranianos. El Sanchismo, en su línea: sólo ofrece propaganda para solucionar problema reales

Hablo de coherencia porque lo de Ucrania es una guerra y porque los Estados Unidos de Joe Biden y del canadiense Justin Trudeau, así como toda Europa lleva tres años asegurando que ellos apoyan a Volodímir Zelenski con mucho entusiasmo... pero bajo el principio de que "yo te ofrezco armas pero los muertos los pones tú". Arriesgar, lo que se dice arriesgar, más bien poquito.

Es decir, Starmer se ha comportado como un buen laborista británico, a los Tony Blair: tras su aplastante victoria electoral, en pocos meses ha agotado su popularidad y ya nadie le soporta en Reino Unido... así que  intenta enjuagar como líder internacional, su desastre como primer ministro interno. Pero en algo, en lo precitado, tiene razón Starmer: si Europa decide apoyar a Ucrania frente a Rusia, debe enviar soldados a combatir con los rusos. Eso no obtendrá la paz pero Europa demostrará coherencia y plantará cara, no sólo a Rusia y a los Brics, sino también al Estados Unidos de Donald Trump, a quien ahora detesta.

De cualquier forma, obsérvese que, a pesar de esto, ni Macron ni Starmer rompen con Trump como hace Pedro Sánchez, empeñado, pobre tonto, en convertirse en líder mundial, en el baluarte europeo anti-Trump con la mera fuerza de la propaganda, sin arriesgar. El liderazgo don Pedro, exige arriesgar y para ganar la lotería hay que tomarse la molestia de rascarse el bolsillo y comprar el décimo.

Sí, nuestro papel, el de los españoles, vuelve ser triste: "España está contigo", Volodímir. Dos mentiras en tres palabras: Sánchez no es España y España no está con Zelensky, sino con los ucranianos. El Sanchismo, en su línea: sólo ofrece propaganda para solucionar problema reales.

Por otro lado, allí estaba, como no, Mark Rutte, el peligroso holandés, secretario general de la OTAN, quien compite con Sánchez por ser el más progre de la clase... pero delegado de Estados Unidos y exigiendo a Zelenski que se entienda con el presidente norteamericano y a los europeos que entren en esa deriva militarista a la que se niega a entra el más progresista de todos los progresistas: don Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

La Unión Europea apoya a Zelensky... pero la OTAN no. Y la OTAN, no la UE, es la que ha avalado a Ucrania frente al ejército colorado, ya no llega a rojo, de Putin

En el entretanto, Keir Starmer invita a Donald a visitar al Rey de Inglaterra y Macron viaja a Washington como líder europeo para decir aquello de que Trump es un gran estadista con el que, eso sí, tenemos alguna diferencia en la vieja Europa.

En resumen: la Unión Europea apoya a Zelensky... pero la OTAN no. Y es la OTAN, no la UE, la que ha salvado a Ucrania del ejército colorado (ya no llega a rojo) de Vladimir Putin.

Por último, no olvidemos que todo lo que ha hecho el pérfido Trump, es consecuencia de haber sido el primer líder internacional en apostar por el fin de la guerra en Ucrania. Hasta ahora sólo lo había hecho, sin otro ejército que la Guardia Suiza, el Papa Francisco, hoy en el lecho de muerte, cuando habló de diálogo... y recuerden cómo Zelenzki montó en cólera y le afeó de malas formas su propuesta derrotista.

En resumen, la Cumbre de Londres no es más que otro espejo donde se percibe la guerra de fondo que atraviesa Occidente, que no es guerra contra los totalitarismos orientales de corte panteísta, con China e India y el fanatismo musulmán a la cabeza. No, la verdadera batalla que se libra en el mundo es guerra trascurre en el seno de Occidente, ente el cristianismo que forjó esa civilización Occidental, hoy en reflujo, y el nihilismo 'Woke' y 'Gender', verdaderamente satánico, que lo único que pretende es destruir la civilización cristiano-occidental... y que ahora mismo profesan los líderes occidentales.

Con decirles que los líderes de la Cumbre de Londres era un tal Starmer y un tal Macron. Bueno, y Sánchez... naturalmente: fue el líder que con mas entusiasmo le sobó las costillas a Volodímir. Pero no se apuren: algún día España volverá a ser grande.

¿Todo esto tiene solución? Por supuesto: la solución es la de San Juan Pablo II: que Europa recupera sus raíces cristianas y vuelva a jugar el papel que siempre ha jugado, el que le corresponde: líder del mundo bajo la los principios que hacen al hombre libre: los de Cristo.