El movimiento Black Lives Matter (“Las vidas negras importan”) nació en el año 2013, con el propósito de reivindicar y proteger a los ciudadanos de raza negra, con la inspiración en el Movimiento Afroamericano de los Derechos Civiles. Sus fundadoras fueron las activistas Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi. En Hispanidad, Ignacio Aguirre ya recorrió la historia del movimiento, donde quedaba claro que el objetivo de BLM quedaba muy lejos de la preocupación por las vidas negras y la lucha contra el racismo, el propósito del movimiento es acabar con la civilización occidental y el cristianismo. ¿El medio? “Hacer arder este sistema si este país no nos da lo que queremos”. Y no lo decimos nosotros, sino que son declaraciones en televisión del líder de Black Lives Matter en Nueva York, Hawk Newsome.

Black Lives Matter lo está consiguiendo y desde dentro del Gobierno estadounidense, no son pocos los líderes demócratas que les rinden pleitesía, pero es que la cosa no queda ahí. Este mes se celebra el Mes de la Historia Negra (Black History Month), conmemoración que se estableció en Estados Unidos desde 1976, una iniciativa del presidente republicano Gerald Ford

Hasta tal punto ha llegado la mano de Black Lives Matter en las instituciones estadounidenses que la embajada de Estados Unidos en España ha desplegado un cartel de apoyo al movimiento, algo que también ha hecho el Consulado en Barcelona. Sí, en plena madrileña calle de Serrano luce la pancarta, justificándola en conmemoración de los "logros alcanzados por los afroestadounidenses", cuya historia parece reducida a las actuaciones violentas de un grupo de marxistas y antisistema. 

Pero nada parece suficiente, por lo que el presidente Joe Biden agacha más la cabeza y asegura que hay "racismo sistémico" en el país, por lo que ha firmado una orden ejecutiva para adoptar un enfoque en toda su administración para fomentar "la igualdad" y compensar la desventaja que sufren los negocios "propiedad de personas de raza negra y de otro color", tras reconocer "el enorme costo humano del racismo sistémico".

La orden incluye a "comunidades de color" y rurales, personas del colectivo LGTBQ, discapacitados, mujeres y niñas, así como "comunidades afectadas por una pobreza persistente". Y requiere a las agencias federales que escojan reponsables que tengan que "rendir cuentas para implementar el mandato de igualdad".

"También ordena a las agencias a producir y publicar planes de igualdad pública con estrategias específicas para superar las barreras para acceder a los programas y beneficios cada año", según explicó el viceasistente de la Presidencia para la Justicia Racial y la Igualdad, Chiraag Bains.

El interés y la preocupación de los progresistas demócratas por la historia y los derechos de los afroestadounidenses, no se crean, es reciente. Los demócratas sureños de Estados Unidos eran los principales defensores del segregacionismo en el siglo XX y la esclavitud en el siglo XIX y el supremacismo blanco, frente a los republicanos que eran los impulsores de la igualdad para los africanos. 

Pero cualquier causa que haga obtener más votos es válida para Biden, quien ha sido el primer presidente en decir que Estados Unidos es racista.