
Es evidente el giro provida de Estados Unidos desde que Trump ocupa la Casa Blanca. Medidas provida, excarcelamiento de activistas acosados por Joe Biden y declaraciones y posicionamientos de primeros espadas de la Administración a favor de la vida.
En esta batalla, el liderazgo podemos decir que lo lleva Texas. En Hispanidad hemos ido informando de las decisiones que en el estado, con su gobernador, el republicano Greg Abbott, se han ido tomando: derecho a la vida y su defensa, y la restricción y prohibición del aborto, todo ello aprobando medidas de ayuda a la maternidad e imponiendo la prohibición de abortar cuando se escucha el latido del corazón del bebé.
El Estado de la estrella solitaria simpre ha estado en el punto de mira de los abortistas por sus normas y decisiones pioneras. Ahora son los hombres los que han tomado la palabra, presentando demandas en las que alegan que, como padres, han sido perjudicados por el aborto de sus parejas. Y razón, no les falta.
Según la información de The Wall Street Journal (WSJ), organizaciones y abogados antiaborto han impulsado esta estrategia legal para colocar en el centro el derecho de los padres a ser considerados en las decisiones reproductivas.
Daño emocional y privación del derecho de paternidad, son los principales alegatos. Las demandas son contra mujeres, médicos, familiares y proveedores de píldoras abortivas.
Y, ¿por qué en Texas? Pues porque una de esas normas pioneras permite a un progenitor denunciar por muerte injusta en casos de aborto. La ley SB 8 autoriza a civiles a presentar demandas por abortos que se realizaran después de la sexta semana de gestación.
Estas iniciativas abren la puerta a un nuevo debate en la batalla por la vida, poniendo en el foco a os hombres que han visto vulnerados sus derechos de paternidad. No pudiendo ser padres. Debare que tendrá implicaciones nacionales en la legislación.










