China anuncia que está a punto de llegar a un acuerdo comercial con Estados Unidos y Washington asegura que luego vendrá el acuerdo con India. 

O sea, para llorar. Sólo faltaba que el líder de Occidente llegara a un acuerdo comercial con los dos mayores enemigos de Occidente libre, es decir, del Occidente cristiano.

Veamos, Donald Trump empezó la actual guerra arancelaria, no frente a Europa, que también, siguiendo su particular estrategia de que primero asustó al amigo para que el enemigo sepa e lo que soy capaz, aprenda, sino frente a China, la mayor potencia colonial que actualmente existe en el mundo. Se trataba de detener a China, no a Europa y ahora resulta que la insensatez de Europa, sobre todo de Ursula Von der Leyen -esta mujer acabará con el sueño europeo-, empeñada en mantener el colonialismo chino en Europa mientras se enfrenta a Estados Unidos, puede dar al traste con todo.

Al final, a lo mejor, la guerra es entre aliados libres y así, China acabará por colonizar Europa y Estados Unidos.

Una guerra que empezó bien pero criticada y que puede acabar mal pero alabada.