Como contó Hispanidad meses atrás, el caso Dobbs contra Jackson Women's Health Organization, iba a ser el pleito más relevante de la historia reciente de EEUU, y un momento clave para el movimiento provida estadounidense, ya que se debate la ley del Estado de Misisipi de 2018, que prohíbe el aborto después de las quince semanas de gestación, excepto en casos de emergencia médica o malformación fetal, y supone la primera ley estatal en llegar al más Alto Tribunal, que cuestiona el precedente de Roe contra Wade, que supuso la despenalización del aborto en Estados Unidos en 1973.

De anularse Roe contra Wade, el aborto dejaría de tener protección constitucional en EEUU, y volvería a ser una competencia de los Estados, de tal forma que podría adoptarse la prohibición integral del mismo, por todos los Estados que así lo desearan. Hasta la fecha, muchos han adoptado medidas que lo restringen casi al máximo, pero no tenían la competencia para abolirlo. Una vez celebradas las audiencias del caso, el mismo quedó listo para deliberación y fallo del Tribunal, que se esperaba para este verano.

Sin embargo, algo inesperado ha ocurrido antes de la fecha estimada de publicación del fallo. Esta semana, el medio progresista Politico ha filtrado un borrador de sentencia redactado por el magistrado del Tribunal Supremo Samuel Alito, del sector conservador, con la aparente mayoría de los magistrados a favor, por el que el fallo del Tribunal sería la eliminación de Roe contra Wade, suponiendo el fin de la protección legal del aborto en EEUU. Se trata de un escrito de notable extensión y excelente calidad jurídica, propio de un juez de reconocida competencia y prestigio, como es Alito, probablemente la mejor cabeza de la Corte, desde el fallecimiento en 2016, del eterno Antonin Scalia, pilar del ala conservadora del Tribunal Supremo.

La filtración supone algo inaudito y un extraordinario escándalo, por cuanto las resoluciones del Tribunal Supremo de EEUU y sus deliberaciones internas son secretas y nunca son objeto de filtración, y únicamente se conoce su parecer con la publicación de la sentencia, tras la votación.

No cabe duda que se trata de una artimaña orquestada por sectores progresistas del Tribunal Supremo, apoyados por la progresía mediática, para presionar a los magistrados del Tribunal, con el fin de que no eliminen Roe contra Wade.

Imagínense si hubiera ocurrido al revés, y hubieran sido los sectores conservadores del Tribunal quienes hubiesen filtrado el borrador de una sentencia favorable al aborto. Faltaría tiempo a los medios de comunicación para denunciar una trama de los conservadores para destruir la independencia del más Alto Tribunal.

El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, ha reconocido la autenticidad del borrador filtrado, si bien ha precisado que “No representa la decisión definitiva de la corte o la postura definitiva de cualquiera de sus miembros”. Roberts ha asegurado que la filtración es “una traición a la Corte, que intenta diezmar la integridad de nuestro funcionamiento, pero que no tendrá éxito y que el trabajo del tribunal no se verá afectado” y ha afirmado que se ha puesto en contacto con la Marshal del Tribunal Supremo, Gail Curley, responsable de la policía de la Corte, para que inicie una investigación para averiguar la fuente de la filtración.

Desde las filas republicanas se ha exigido que se efectúe dicha investigación y se depuren responsabilidades. Los republicanos han denunciado los intentos progresistas de presionar a los miembros del Tribunal antes de que voten el fallo. El más contundente ha sido el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, quien ha señalado que: “La pasada noche tuvo lugar un ataque a la independencia del Tribunal Supremo. Se trata de un nuevo escalón en la campaña de la izquierda radical para acosar e intimidar a los jueces federales, e imponer la ley de la calle por encima del imperio de la ley”. 

En el mismo plano, el senador Josh Hawley ha indicado que “la izquierda continúa su asalto al Tribunal con un quebranto sin precedentes de la confidencialidad del mismo, claramente diseñado para intimidar…los jueces no deben ceder a este intento de corromper el proceso, tienen que ser firmes”, el senador Rick Scott ha indicado que “la filtración demuestra que los radicales demócratas cada vez se esfuerzan más en intimidar a la Corte”, el senador Marco Rubio ha afirmado que “la próxima vez que escuchen a la extrema izquierda predicar acerca de como lucha por preservar la integridad de las instituciones de nuestra República, acuérdense de que filtraron un documento del Tribunal Supremo, en un intento por intimidar a los jueces que tienen que resolver sobre una ley contraria al aborto”.

El profesor de Derecho de la George Washington University, Jonathan Turley, ha calificado la divulgación del borrador de la Corte Suprema como “uno de los mayores fallos de seguridad de la historia de la Corte” y la “mayor crisis que ha afrontado el presidente del Tribunal John Roberts durante su mandato, por cuanto supone un incumplimiento de las obligaciones y tradiciones más importantes del Alto Tribunal”.

Lejos de criticar lo que supone una violación de la independencia judicial, los demócratas han alentado a sus bases a que acudieran a las puertas del Tribunal a presionar a los magistrados. Se vivieron momentos de tensión. Así, entre las perlas más destacadas, los manifestantes abortistas dedicaron insultos a los magistrados conservadores de la Corte, entre ellos, gritaron “que te jodan Kavanaugh”, en un ataque personal a su señoría Brett Kavanaugh, y acosaron a los activistas provida que se acercaron para denunciar la intimidación al Tribunal.

No es la primera vez que los demócratas presionan y acosan a la Corte por este pleito, por cuanto, meses atrás, durante las audiencias, ya promovieron manifestaciones contra la Corte en las que participaron relevantes líderes progresistas como el senador demócrata Richard Blumenthal, o las también congresistas demócratas Barbara Lee y Pramila Jayapal.

Y pensarán, ¿Qué ha hecho el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ante semejante ataque a la independencia judicial y de acoso físico a los magistrados? Insultar a los magistrados. Así, ha indicado que en caso de confirmarse, “se trataría de un pronunciamiento radical del Tribunal Supremo contrario a derechos consolidados”.

Y no solo eso, Biden ha llegado a sugerir que los magistrados del Tribunal Supremo son “extremistas de Donald Trump”. Afirmación que, además de acreditar el sectarismo de Biden, no se corresponde con la realidad, por cuanto solo tres de los nueve magistrados que integran la Corte Suprema fueron designados por Trump, y la posible decisión de revertir Roe vs Wade, se adoptaría presumiblemente con una mayoría de al menos cinco magistrados.

Nuevamente Biden demuestra que únicamente respeta la independencia judicial cuando los pronunciamientos le son favorables, y aún más en este caso, cuando la filtración es de un borrador y no de la sentencia definitiva. Biden ha aprovechado para reiterar su voluntad de regular el aborto a nivel federal, en caso de que el Tribunal elimine Roe contra Wade, y ha defendido que “necesitamos más senadores y congresistas favorables al aborto, que adopten una legislación que codifique Roe contra Wade, y lo convierta en ley federal”.

Desde luego, el borrador filtrado no supone el fallo definitivo, si bien dibuja una aparente mayoría de cinco magistrados favorables a eliminar Roe contra Wade, tres contrarios y uno indeciso, lo cual resulta coherente con el presumible parecer que adoptaron durante las audiencias celebradas el pasado mes de diciembre. En las mismas, el tridente progresista, conformado por los magistrados Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Stephen Breyer, designados respectivamente por los expresidentes demócratas Barack Obama y Bill Clinton, manifestaron con absoluta claridad su posición abortista. Breyer todavía conocerá este caso, por cuanto su sucesora designada por Biden y ya confirmada por el Senado, la también progresista Ketanji Brown Jackson, tomará posesión de su cargo entre finales de junio y principios de julio.

Durante las audiencias, Breyer señaló “Es particularmente importante señalar que eliminar un precedente debe estar basado en fundamentos, y no en la presión social”, Sotomayor apuntó “¿Sobrevivirá esta institución creando la percepción pública de que la Constitución y su interpretación son meros actos políticos? No lo creo” y Kagan reflejó que “este tribunal no puede hacer creer a la gente que es una institución política…”.

Por el contrario, al menos cuatro de los magistrados del sector conservador, Clarence Thomas, Samuel Alito, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh sugirieron que podría eliminarse Roe contra Wade, con la premisa de que fue decidido sin fundamento jurídico y de manera incorrecta. En aparente respuesta, a las aseveraciones del sector progresista, el juez Alito manifestó: ¿Es que acaso no puede corregirse un fallo si fue adoptado incorrectamente? Aunque sin duda, la mejor respuesta al argumentario progresista vino por parte del juez Kavanaugh, quien puso de manifiesto la hipocresía progresista a la hora de defender a ultranza el precedente judicial de Roe contra Wade, cuando en el pasado, el Tribunal Supremo, con mayoría progresista, eliminó decisiones precedentes para imponer una nueva jurisprudencia, como en el caso de la legalización del matrimonio homosexual. La magistrada Amy Coney Barrett no ofreció pistas relevantes durante las audiencias, acerca de si consideraría entrar a revisar Roe contra Wade. No obstante, desde su ingreso en la Corte en 2020, siempre se ha alineado con posturas a favor de la vida, si bien nada hay asegurado.

Durante las audiencias, la posición más confusa fue la del presidente de la Corte Suprema, John Roberts, quien a pesar de que históricamente pertenecía al sector conservador del Tribunal, en los últimos años ha efectuado un cierto viraje al progresismo, alineándose con los jueces progresistas, especialmente en las posturas favorables al aborto. Aparentemente, Roberts parecía dispuesto a respaldar la legalidad de la ley de Misisipi, pero exponiendo que el Tribunal no debe cuestionar Roe contra Wade, con lo que podría estar tratando de dividir al sector conservador en cuanto al alcance del fallo, buscando que se limite únicamente a la legislación de Misisipi, pero que no se pronuncie sobre Roe contra Wade.

Veremos si los magistrados resisten la presión, y no ceden al chantaje y presión de la progresía mediática.

El fallo se conocerá entre finales de junio y principios de julio, y hasta entonces, no lo duden, cualquier cosa puede ocurrir, los progresistas harán lo que sea por evitar el fin de Roe contra Wade.