Atrás quedaron los días en los que Albert Rivera se veía presidente, casi no se recuerdan los momentos en los que Ciudadanos iba a sorpasar al PP, muy lejos se ven las presentaciones de los 'fichajes' estrella de los naranja y, menos mal, casi todas nuestras memorias han borrado a aquel Abert desnudo en su cartel electoral de las elecciones al Parlamento de Cataluña de 2006, con el que, por aquel entonces, Ciutadans se dio a conocer. 

El buen momento de Ciudadanos ha sido breve, ahora vive en un continuo bucle de tira y afloja interno, elecciones, debacles electorales, dimisiones y fracasos, y parece que ya solo queda la sombra de un partido, que en su momento fue relevante, pero que ahora se ha quedado relegado a memes, chistes y burlas.

Ahora la presidencia del partido está en manos de Inés Arrimadas, bajo su mandato, se han perdido cuatro gobiernos autonómicos, Región de Murcia, Comunidad de Madrid, Castilla y León y Andalucía, Ciudadanos es inexistente en Galicia y ha pasado de 36 a 6 diputados en Cataluña. Pero hay que ser justos con Arrimadas, ella no está sola formando todo este caos, en la cúpula también están Edmundo Bal, Marina Bravo, Daniel Pérez o Guillermo Díaz, entre otros. 

Tras las elecciones andaluzas, los naranjas parecen ser conscientes de su deriva, y planean la "refundación de todo" antes de las elecciones municipales, para las que quedan apenas 11 meses, se ve que la refundación va a ser profunda. En una entrevista en Onda Cero, Arrimadas afirma que se pondrá a la cabeza de "una reflexión profunda" para atajar el "desgaste" que sufre la formación. 

A su parecer, "entre todos" deben esforzarse por "reimpulsar" el proyecto liberal, Arrimadas tiene claro que "la gente quiere una renovación política del espacio liberal". Y deja esta renovación en manos de la militancia de Ciudadanos, aunque no concreta si convocará una asamblea general extraordinaria o cómo lo hará. 

Eso sí, habrá renovación, pero no dimisión. Son muchas las voces de antiguos primeros espadas de Ciudadanos que han acudido raudos y veloces a pedir la dimisión de Arrimadas y su ejecutiva. Por ejemplo, Ignacio Aguado, ese gran político que fue vicepresidente de la Comunidad de Madrid, pero que solo aparecía para criticar a la Comunidad de Madrid y a Ayuso. Arrimadas reconoce que lo ha pensado, "poder pasar a mejor vida", "si toda mi ejecutiva y yo nos vamos y se soluciona el problema, nos vamos mañana; pero lo que hay que hacer es una reflexión profunda de todo el espacio", y es que, bajo su punto de vista "es mucho más importante que se renueve todo en un proceso abierto".

Pero sí contempla reforzar su liderazgo en ese proceso de reflexión profunda: "Mi liderazgo se tiene que someter de nuevo en menos de tres años al refrendo de las bases", quizás tres años sean demasiados, pero Inés insiste, "Yo quiero dejar el partido renovado a la militancia".

Arrimadas habla de renovación, reflexión y militancia, pero no aclara cuál será el proceso, lo que tiene claro es lo que quiere España: "Si quisiera vivir tranquila no estaría aquí, a mí me dice mi cabeza que España necesita un partido liberal", es obvio, por eso todo el mundo vota a su partido...

En resumen, Arrimadas y su ejecutiva quieren sobrevivir, pero con la misma dictadura centralista, progre y con liberalismo económico. Y a la vista de los resultados, quizás deberían plantearse que todo no cabe en un mismo espacio.