No se trata de levantar el dedo, sino de levantar los principios
No son los radicales los que han tomado Vox. Bueno, hasta La Razón habla de los "dogmáticos" como si el partido de Abascal estuviera regido por un grupo de curas. Cuando al tradicionalista y liberal -sí, ambas cosas, bien entendidas- Chesterton le llamaron dogmático respondió de esta guisa: "sólo conozco dos tipos de personas: los dogmáticos que saben que lo son y los dogmáticos que no saben que lo son". Con ello quería decir que si no se parte de un dogma -no hablo de dogmas religiosos- ni tan siquiera es posible pensar.
Empecemos por el final: Vox será un partido católico... o no será. No son ultras, son cristianos. No digo que sus dirigentes sean santos, lo que digo es que participan de una cosmovisión cristiana y el primer 'dogma político cristiano' es este: las cosas son como son. La verdad existe y la realidad también. Ejemplo: a ninguno de nosotros se le ha pedido permiso para nacer. Mucho menos para nacer hombre o mujer, alto o bajo, rico o pobre, español o francés. sencillamente, 'nos nacieron'.
Es bueno que Vox se haya plantado ante María Guardiola, una radical de la ideología de género. El problema es que no ha entrado en contenidos: Guardiola, desgraciadamente, sí
En sentido opuesto, recuerda que lo único que une a partidos tan distintos como PSOE, Podemos, Sumar, ERC, Bildu, etc, es su cristofobia y su cristianofobia, en forma de anticlericalismo directo o en forma de paganismo asumido. Así, todas esas formaciones -y el PP cada día más- se han convertido en radicales de la ideología de género. En apenas dos décadas han asumido la Blasfemia contra el Espíritu. El ejemplo más plausible: el aborto ha pasado de ser una barbaridad penalizable a ¡un derecho humano!
Así, el problema de Abascal no es que tienda hacia la radicalización sino que abandone su cosmovisión cristiana, que no es un accidente, sino la sustancia de su formación política. Es verdad que Vox no puede ser una alternativa sin economía y que también en esto se distanciaba del resto de partidos: era uno de los pocos partidos liberales (el PP no es sino una socialdemocracia de derechas), el único que defendía la propiedad privada pequeña, que es la clave de todo. Sin embargo, ahora está prescindiendo de sus elementos un poquito liberales, en política económica, como era su portavoz económico, Rubén Manso. Fuera del liberalismo, Vox no representa ninguna alternativa económica a PSOE y PP, dos tipos de estatismo.
Si el nuevo PP de Feijóo es el pinchauvas de Borja 'Piraña' Semper, entonces no hay alternativa a Sánchez. Es más de lo mismo
La mecha de todo lo que está ocurriendo se encendió en Extremadura. De entrada, es bueno que Vox se haya plantado ante María Guardiola, una radical de la ideología de género que, encima, como hemos dicho, responde al viejo chiste: Oye, caraculo, ¿tienes el libro de cómo hacer amigos?". Ahora bien, el problema es que no ha entrado en contenidos, no ha respondió al PP extremeño con argumentos: Guardiola sí. Con los habituales y desquiciados argumentos de la derecha moderna: feminismo, los 300 tipos de familia, etc.
Y encima ha retado a Génova: si me quieren hacer pasar por un pacto con Vox me voy. La respuesta de Génova debía haber sido inmediata: pues vete.
En cualquier caso, si el nuevo PP de Feijóo consiste en el pinchauvas de Borja 'Piraña' Semper, y su "Verano Azul", entonces no hay alternativa a Sánchez. Es más de lo mismo. Por eso es tan importante que Vox se plante... pero también que responda con argumentos y que presente un programa económico. Porque esa es otra: ¿Cuál es el programa económico de Vox?