Si cae Pedro Sánchez, y José Luis Rodríguez Zapatero o algún sanchista como Salvador Illa o como FélixBolaños o como Óscar Puente (¿se imaginan?), o un felipista como Eduardo Madina, le sustituye, el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo podría hacerse con el poder, pero, dicen las encuestas, siempre con el apoyo a Vox.
¿Es fácil casar a ambos partidos? Yo creo que no. El PP es derecha pagana y socialdemocracia conservadora. Vox empezó defendiendo principios cristianos y liberalismo económico (el único partido liberal de cámara) pero ya durante esta legislatura su alma azul se ha impuesto a su alma cristiana y la economía nacionalista se va imponiendo a su defensa de la propiedad provida.
No han renunciado a la defensa de la propiedad privada pequeña, es cierto, pero se conforman con explotar un patriotismo que se niega a concretar un programa económico, Según el ideólogo de Vox, Kiko Méndez Monasterio, la economía no vende y el liberalismo es concepto nefasto.
Por tanto, el acuerdo no es fácil y podría no ser positivo, si Vox no define más su programa.
Insisto, el PP es derecha pagana, abortera, que no tiene claro cuál es su tipo de familia, que tampoco tiene claros sus principios en materia de género. Para el PP, en su línea, todo es poco más que algo menos y yo no me mojo ni en la ducha. Así, Núñez Feijóo es capaz de defender una postura y su contraria.
En cualquier caso, el PP se ha descristianizado y con don Alberto, el único cambio es que, además, se enorgullece de ello. Feijóo es de los que piensan que el voto católico no existe porque también los católicos coherentes son una especie en peligro de extinción. Por tanto, se les puede tomar el pelo.
Al mismo tiempo, se preocupará más del déficit fiscal, como hizo Rajoy, pero, ojo, no reducirá el déficit reduciendo el gasto público sino, como Rajoy aumentando los impuestos: insisto, el PP es socialdemocracia de derechas.
¿Vox es liberal? Lo fue más en la anterior legislatura que en la actual. De hecho, era el único partido con un programa económico liberal en la cabeza.
¿Y en cuento al alma cristiana de Vox? Pues, efectivamente, Santiago Abascal lidera el único partido al que se puede votar como seguidor de los principios no negociables de Benedicto XVI -vida, familia, libertad de enseñanza y bien común- pero, cada vez más, se centra más en hacer oposición a Sánchez y no en plantear una alternativa. Ejemplo: Abascal llamó traidor a Sánchez. Lo es, pero, sobre todo, Sánchez ha metido a España en un proceso de degeneración moral y de justicia de grandes proporciones. Y no parece que Vox hable mucho de reactivar moralmente a España.
En cualquier caso, ¿un acuerdo de Gobierno entre PP y Vox? Un matrimonio difícil, salvo que dejen sus principios en el escaparate.