Estimado Sr. Feijóo, por qué digo que no quiero un Sánchez de derechas; pues porque con uno de izquierdas que venimos sufriendo pacientemente durante estos últimos cuatro años, es dosis suficiente para quedar vacunados durante muchos, muchos… años.

Verá que no hablo de ideologías, ni de partidos políticos; que su paisano, el innombrable, dijo y dejo escrito que nos sentaban mal a España. Quiero hablar de las personas que a fin de cuentas es lo realmente importante. Porque somos las personas las que debemos de responder de nuestros actos y del uso de nuestros privilegios cuando se trata de gestionar, y gobernar una casa, una empresa y sobre todo una nación. Y actuar como servidores y no como dueños.

Cuando allá por junio de 2014, un joven prácticamente desconocido por el común de los españoles ganó “en unas primarias” la secretaría General del PSOE, pensé que por fin a lo mejor salía un líder de la izquierda al que se podría votar. Buena planta, parecía educado, y fácil labia.

Lamentablemente, aquella primera impresión quedó rápidamente diluida en un absoluto fiasco. ¿Y sabe por qué? Pues por algo que aparentemente no le damos importancia, o que puede pasar desapercibido, pero califica a la persona inmediatamente.

Sánchez, ganador de las primarias del PSOE en 2014, ordenó a Elena Valenciano y sus “compañeros mártires” que se saliesen del pacto y no votasen a la persona designada para presidir el Parlamento Europeo. Ya apuntaba a tiranuelo en ciernes

Se habían celebrado en mayo de ese año las elecciones al Parlamento Europeo y se había pactado ya la elección de Presidente de la Cámara, en la que el PSOE junto con los partidos de izquierda había tenido actuación destacada en el pacto alcanzado con los otros partidos, entre ellos el Partido Popular Europeo. Sánchez, que era el joven ganador de las primarias en cuestión; antes de que se celebrase la votación, ordenó a Elena Valenciano y sus “compañeros mártires” que se saliesen del pacto y no votasen a la persona designada. Orden que dócilmente siguieron.

Y todo ello antes de ser confirmado, por el comité federal y el correspondiente Congreso, secretario general del PSOE. Josep Borrell también ganó unas primarias y luego no fue confirmado. Y entonces me sentí defraudado y pensé: Este hombre es un tiranuelo en ciernes.

Por desgracia ese pensamiento luego se ha confirmado ampliamente. Un solo apunte. Cuando ganó las últimas elecciones, allá por el lejano noviembre de 2019, volvió a hacer lo mismo: al día siguiente, ninguneando al Rey, faltándole al respeto, y antes de las consultas preceptivas y de que el Rey propusiese su investidura para presidente; ya se abrazó a Pablo Iglesias y declaró que ya tenía gobierno formado. Soy un español que ama profundamente a su nación, a su patria. Personalmente habría pedido al partido socialista que me diera otro nombre, que a él no lo volvía a proponer pues ya me había fallado dos veces. Es el partido, y son los partidos los que ganan las elecciones. Son legislativas, no presidenciales.

Cuando ganó las últimas elecciones en noviembre de 2019, volvió a hacer lo mismo: al día siguiente, ninguneando al Rey, faltándole al respeto, y antes de las consultas preceptivas y de que el Rey propusiese su investidura para presidente; ya se abrazó a Pablo Iglesias y declaró que ya tenía gobierno formado

¿Por qué le he contado lo anterior, Sr. Feijóo? Pues porque salvando las distancias y las maneras, usted me ha producido la misma impresión, y le voy a explicar las razones.

  • En las últimas elecciones en Galicia, en la campaña que me imagino se la pagó el partido, éste no apareció. Todo era azul y Feijóo, pero el PP y su charrán se quedaron en casa.
  • Cuando cayó Mariano Rajoy usted no quiso competir en las primarias.
  • Sucedida la caída de Pablo Casado, después de que este se comiera el marrón de bajar a 66 diputados y luego los subiera a 89; y de meter la pata y no hacer lo correcto; usted se postuló para presidir el PP si se lo pedían y sin oposición.

Estos son unos pequeños botones de muestra. Hay más: su aparente falta de convicciones, su tibieza ideológica, su concepto de las autonomías, el rehuir el debate político y centrarse preferentemente en lo económico. ¡Ay el centro! ¿No ve que el centro es una raya o un punto?

En fin guardando las formas y la educación; le veo demasiado personalista.

Feijóo, cuando cayó Mariano Rajoy no quiso competir en las primarias. Sucedida la caída de Pablo Casado, usted se postuló para presidir el PP si se lo pedían y sin oposición. Le veo demasiado personalista, sin olvidar su tibieza ideológica

Soy un ciudadano común, o un común de ciudadano español, y en el momento que estamos, a mí y a otros muchos no nos interesa ya lo que denuncie usted o el PP del PSOE y Sánchez, lo que quiero saber con total y meridiana claridad, si lo llevamos con nuestro voto a la Moncloa, qué es lo que va a hacer como jefe de Gobierno y para ello le voy a hacer unas preguntas:

  1. ¿Promoverá una ley de derecho a la Vida, desde el momento de la concepción hasta el de la muerte, tal como manda la Constitución?
  2. ¿Promoverá, no una ley, sino una mejora en el artículo 122.3 de la Constitución, especificando que los doce vocales, y solo los doce, a proponer su nombramiento al Rey serán elegidos por los Jueces y Magistrados de todas las categorías sin intervención de las Cortes?
  3. ¿Promoverá una mejora en el artículo  124.4 de la Constitución, para que el Fiscal General del Estado sea nombrado por el Rey a propuesta del Consejo General del Poder Judicial?
  4. ¿Derogará todas aquellas leyes que son de facto inconstitucionales y dañinas para el interés general de los españoles, y que por ello están recurridas o se pueden recurrir?
  5. ¿Reactivará el recurso previo de inconstitucionalidad para los Estatutos de Autonomía?
  6. ¿Jurará -no prometer- cumplir y hacer cumplir la Constitución, y cumplir las obligaciones del cargo con lealtad al Rey, y si no lo hiciere, que el Rey se lo demande?
  7. Si lo necesita, ¿pactará con Vox, o gobernará en solitario con el apoyo del PSOE, y del PNV?

Me bastan con estas cuestiones, porque en política económica ya han demostrado que lo saben hacer muchísimo mejor, aunque también se puede mejorar. Me he centrado en la Justicia, dado que por ahí empezó la corrupción que está camino de destrozar España, desde el punto y hora en que la izquierda llegó al poder en el actual periodo democrático.

La primera víctima: el primer Presidente del Tribunal Constitucional, D. Manuel García Pelayo y Alonso, renunció a petición propia de la presidencia y del puesto en el Tribunal sin agotar su mandato. Socialista de corazón, pero jurista de vocación. Y se volvió a exiliar.

Sr. Feijóo, estas son las razones por las que no quiero un Sánchez de derechas... ni un Rajoy de izquierdas.