En Barcelona, se inauguró el Mobile con un Pedro Sánchez ejerciendo de jefe del Estado y un Felipe VI acostumbrado a jugar el papel de coartada del Sanchismo. Con su nueva cesión al firmar los indultos a los separatistas catalanes, sin una mueca de protesta, ya no se sabe en qué más puede ceder le Rey de España… y Pedro Sánchez se aprovecha de ello para ejercer como jefe del Estado de hecho.

La AVT se negó a comulgar con Bildu y rompió el homenaje a las víctimas del terrorismo, apoyada por Vox y el PP

Lo del domingo en Barcelona resultó el mejor espejo del poder actual en España. En la actual Iberia manda el frentepopulismo: un Sanchismo que ha arramblado con el felipismo -que no fue una maravilla, entiéndame, pero no tenia la obsesión sanchista por la III República-, un comunismo de corte ácrata, un pelín majadero, con Podemos a la cabeza, en este caso con la presencia de Ada Colau en la mesa del Rey de España… y un separatismo -tanto catalán como vasco- que ha convertido la independencia de Cataluña o de Euskadi en religión, en su nuevo credo, el ídolo al que adorar.

En Barcelona, Sánchez volvió a monitorizar al Rey y a ejercer de Jefe del Estado, esto es, de presidente de la III República, aún no promulgada pero ya ejerciente.

¿Mobile Virtual? Extraño Mobile

En paralelo, en Madrid, el domingo 27, los diputados proetarras de Bildu participaban en el homenaje a las víctimas del terrorismo -principalmente, víctimas de ETA- celebrado el domingo en el Congreso de los Diputados lo que hizo que la Asociación Víctima del Terrorismo decidiera celebrarlo fuera y dejar plantada a la multiforme, por no decir cínica, Meritxell Batet.

Lógico, dado que entre los homenajeadores de las víctimas de ETA estaban los proetarras de Bildu, aliados de Sánchez, algo que resulta un pelín curioso, otro pelín hipócrita y un mucho molesto. La presidenta de la mayoritaria Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), Maite Araluce, se ha convertido en la defensora más sensata de esas víctimas: se le entiende todo… y estaba fuera del hemiciclo.

Mientras, Carmen Calvo, espejo del frentepopulismo, insiste en el muy democrático régimen de la II República y defiende que toda su carrera política consiste en la exhumación de Franco

De todas formas, Tomás Caballero, presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo también habló claro desde le interior, aunque debe tener cuidado: Moncloa le está utilizando. Porque claro, condenar los homenajes a etarras encarcelados en el País Vasco delante de los diputados ‘homenajeadores’ de Bildu y justo cuando el etarra Arnaldo Otegui reclama la salida de la cárcel de los Asesinos etarras...

Y el Rey en Barcelona, no en Madrid, prisionero de Sánchez, que, de paso, le sometió a un nuevo desprecio de los separatistas catalanes.

Por cierto, el acto era, oficialmente, la inauguración del MWC. Ahora bien, ¿UN Mobile digital? Raro Mobile. El Mobile era la fiesta presencial del mundo virtual. De otra forma, ¿cuál es la razón de su existencia? ¿Por qué no fue digital desde un principio?

El caso es que las grandes empresas del ramo no viajarán a Barcelona: teletrabajarán. Lo cual, insisto, para una feria, es un desastre y para los hoteles… otro desastre mayor.

Y la alternativa no puede ser el PP, ni tampoco todo Vox: hay que apostar por Cristo

En el entretanto, más frentepopulismo, Carmen Calvo, espejo del guerracivilismo español, insistía, cómo no, en La Sexta, en la falacia del muy democrático régimen de la II República y alegaba que el mayor éxito de su carrera política consiste en acabar con el Valle de los Caídos. ¡Pues vaya carrera política, campeona!

Sí, todo su mérito estribaba, según ella, en haber movido -en helicóptero- un cadáver de hace 40 años. ¡Impresionante! Es lo que se dice pisarle el rabo al león 40 años después de muerto.

Lo peor es que Carmen Calvo, la desmemoria política hecha carne, intenta inocular una gran mentira en el cuerpo social español. La de que, tras el virtuoso régimen democrático de la II República, llegó la dictadura de Franco. Olvida doña Carmen que durante la II República, socialistas, comunistas y separatistas -los que mantienen el Sanchismo- se dedicaron a asesinar a los católicos. Si la II República, igual que hace usted Doña Carmen- hubiera dejado en paz la Iglesia, Franco no hubiera ganado la guerra.

Sí, sé que la fe del pueblo español actual -desgraciadamente- no tiene nada que ver con la de los españoles de 1936, y tampoco la jerarquía eclesiástica, pero eso no resta un adarme de culpa a la mala fe y a la mentira de doña Carmen Calvo.

Y la alternativa al frentepopulismo sanchista no puede ser el PP, ni tampoco todo Vox –dividido entre su alma católica y su alma nacionalista-: hay que apostar por Cristo, en vivo y, sobre todo, en directo.