El lunes 12 de julio acaecían varios sucedidos, como diría la prensa del siglo XX, sobre corrupción en España. Primero, que el señor Echenique, el que no pagaba las cuotas sociales, clave del engranaje de las pensiones, pedía en RTVE, con un montaje de ‘preguntas pagadas’, que se guillotinara al Rey Juan Carlos I, perdón, que fuera sometido a una Comisión de Investigación en sede parlamentaria, a ser posible para ser linchado ante las cámaras de TV (¿O de RTVE?).

Al mismo tiempo, Podemos, un partido comunista cuyo principal argumento político es la denuncia de la corrupción del PP (que sí, que existe corrupción en el PP, pero aún más en la izquierda), recibía dos noticias. Por un lado, el juez imputaba al tesorero de Podemos, Daniel de Frutos, y a la gerente del partido, Rocío Esther Val, por si la ministra Irene Montero, hubiera utilizado a una empleada de Podemos como niñera particular, y la hubiese convertido en alto cargo del Ministerio.

Las dos grandes hipocresías de la política española actual: partidos políticos corruptos que acusan al prójimo de corrupción y cazadores de bulos que actúan como censores ‘bienpagaos’

No acababa ahí el periplo de Podemos por los tribunales: la UDEF acusaba a Podemos ante el juez de practicar pagos -pagos presuntamente falsos- desde el partido, que tiene mucha liquidez como formación política de éxito financiada por todos los españoles, a asociaciones próximas, a lo mejor demasiado próximas. Es lo que en román paladino se entiende por facturas falsas. Todo muy presunto, naturalmente.

Pues da lo mismo. A fin de cuentas, las dos grandes hipocresías de la política española actual son: partidos políticos corruptos que acusan al prójimo de corrupción y cazadores de bulos que actúan como censores ‘bienpagaos’ de sus colegas periodísticas, según el mandamiento castrante de lo políticamente correcto. Es decir, que no son cazadores de bulos sino creadores de bulos.

Hablo de propio gobierno y de los Google y Facebook, pero también de Newtral, Maldita, o de los preclaros RTVE y la agencia oficial EFE.

En política española de ahora mismo, Podemos es el partido más corrupto de todos pero practica la impunidad. Le importa un bledo cuando la corrupción le afecta a él porque el fin justifica los medios, aunque se trate de corrupción demostrada. Simplemente califica como fascistas a los denunciantes y a otra cosa.

Caradura podemita, Pablo Echenique, condenado por no pagar a la Seguridad Social, pretende ‘guillotinar’ al Rey Juan Carlos I en el Congreso y exige a RTVE que vuelva Jesús Cintora

El PSOE es el segundo partido más corrupto de España pero practica la inmunidad, la inmunidad institucional. Zapatero descubrió que para enriquecerse en el poder y para mantenerse en él, sin que le pillarán lo único que tenía que hacer era convertir su vida privada en una prolongación de su vida institucional. Ejemplo: el Falcon.

Así, mis gastos los paga el Estado. Lo mismo hace Pedro Sánchez.

Sorprende la caradura podemita y la caradura socialista. Pablo Echenique, condenado por no pagar a la Seguridad Social, pretende ‘guillotinar’ al Rey Juan Carlos I en el Congreso y exige a RTVE que vuelva Jesús Cintora, un periodista que le gusta mucho, y al que ha habido que echar por su escasa audiencia y por su vergonzoso alineamiento con Podemos.

Pedro Sánchez ha sido un fraude toda su vida pública pero no responde ni a los negocios de sexo de su familia política, ni a haber nombrado a su esposa ‘catedrática’ de una universidad pública, ni por haber falsificado su tesis ni por sus mentiras permanentes. Echenique es impune y Sánchez es inmune. El corrupto es el PP.