Se enfrenta, él solito, a Donald Trump, a toda Europa y a Israel. Es mi ídolo. Ahora, todo sea por alejar las miras de los agobiantes casos de corrupción que le asolan aquí, en casa, y del ridículo cosechado en la sede de la OTAN, y en su desprestigio progresivo en Europa, el presdiente del Gobierno español ha encontrado un nuevo enemigo: Israel.  

Aprovechando no sé cuál comunicado del gobierno hebreo, Sánchez se ha puesto serio y ha pedido a todos sus socios europeos que rompan el acuerdo de cooperación con el estado hebreo. Otra vez el Pedro estadista, que el lunes se enfrenta Donald Trump y el martes a Benjamín Netanyahu. Un portento. 

Esperemos que sus socios sumaritas no la cojan con los franceses o habrá guerra en los Pirineos

Y naturalmente, la tele de José Pablo, la tele pública RTVE, le secunda con entusiasmo: de corrupción habla poco, lo menos posible, poner de como nuestro paladín se enfrenta a los poderosos del planeta en nombre de los derechos humanos, lo que haya falta,

¿Y el Consejo Europeo propiamente dicho? Empiezo a creer que no pasaría nada si no se celebraran.