La presidenta de la Comunidad madrileña, Isabel Díaz Ayuso, con muy malos modales. se distanció ayer, jueves 23, de Vox. Con una grosería innecesaria le espetó a la aburrida portavoz de Vox en la asamblea madrileña, Rocío Monasterio, que el objetivo a batir era Vox,.

Eso es cierto, claro, al igual que el objetivo a batir por Vox es el PP: pelean por el mismo voto. Pero no hace falta escupirlo a la cara del adversario.

Veamos, en primer lugar, Ayuso no debería olvidar que así empezó Casado... y así terminó. Don Pablo aprovechó la anterior moción de censura de Vox contra Sánchez para despotricar con mala educación sobre su colega Abascal. Así empezó su final; cuando socialistas y podemitas te aplauden es que algo malo ha hecho un líder del PP.

Doña Isabel está llamada a liderar el PP... o a diluirse como una nueva promesa quemada de la derecha española. Su enemigo no es Vox, es la derecha progre de Feijóo y Gamarra

Casado tropezó con Ayuso, tenga cuidado Ayuso no tropiece al pasar, como Casado, de víctima del PSOE a verdugo de Vox.

Al tiempo: Vox, para continuar siendo imprescindible, es decir, para ser una alternativa real, debe recuperar sus olvidados principios cristianos... y liberales. Sí ya sé que filosóficamente cristianismo y liberalismo son antitéticos pero hablo de principios cristianos, sobre todo la vida, la familia, la libertad de enseñanza... y de una política económica partidaria de la propiedad privada, esa que Nadia Calviño y Pedro Sánchez atacan una y otra vez, Recuerden: el capitalista se preocupa por la empresa privada, el liberal, por la propiedad privada.

Esas son las dos tareas pendientes de Vox para continuar siendo imprescindible en la muy patriótica tarea de echar a Pedro Sánchez y, además, para ser alternativa al PP, que es lo que debería ser. Es lo que le falta para dejar de hacer de comparsa y convertirse en Meloni.

Por su parte, Doña Isabel está llamada a Moncloa... o a diluirse como una nueva promesa quemada de la derecha española. Debería saber que su enemigo no es Vox, es la derecha progre de Feijóo y Gamarra porque la razón principal de su éxito, consiste, precisamente, en no presentarse como una progre de derechas. Vamos que incluso se le entiende lo que dice. Pero ayer jueves cometió un error... de identidad.