¡Qué tiempos aquellos en el que los datos eran sólo datos! y sólo necesitaban ser ciertos para ser válidos: ahora deben ser, además, 'datos científicos', lo que no deja de suponer una lamentable reiteración, sino, además, una bobada. 

El caso es que no puedo aportar 'datos científicos' que no son otra cosa que datos estadísticos. Por ejemplo, las estadísticas del CIS de José Félix Tezanos, un científico muy valioso, o las datos estadísticos del INE, explicados por Nadia Calviño.

Pero como recorro todos los días Madrid juraría que los madrileños se han echado a la calle. Las restricciones de la pandemia no sólo han sido olvidadas sino algo peor: están siendo negadas y contradichas. Todavía hay algún loco que lleva mascarilla, sí, pero el común de los mortales anda compartiendo virus en las terrazas, los atascos han vuelto al centro de la capital (malditos negacionistas del cambio climático) y, en general, percibo que el personal tiene tantas ganas de despendolarse que los negacionistas de 2020 nos hemos quedado en meros aficionados. 

Doctor Pedro Sánchez: no me gusta ser agorero, pero juraría que la evidencia científica bajo la que usted ha gobernado, tan sabiamente, España durante cinco años, está pronta a ser abandonada por el pueblo insumiso. Ahora mismo, mucho me temo que "la verdad científica", no está para muchos tutes, entre los vecinos de la capital de España, que han preferido acogerse a la esperanza y confiar sólo en la verdad... sin el adjetivo 'científica'. Los muy insensatos pretenden vivir a tope y les importa un comino la verdad científica, si acaso sólo la verdad que otorga certeza, por ejemplo, la verdad de que la vida es riesgo y que, por eso mismo, resulta tan temible como hermosa.

Consuélese don Pedro. Hace más de un siglo, en 1907, ocurrió una tragedia semejante, que revelaba el jovial periodista Gilbert K. Chestertonen uno de sus artículos para el Illustrated London News, bajo el título "Una nueva versión de Ricardo III". Atención a las palabras de Gilbert: "No busquen nunca la verdad científica. Quédense quietos y, en pocos años, la verdad científica acudirá a ustedes. Sigan comiendo cerdo, porque más tarde o más temprano los médicos dirán que el cerdo es el único alimento perfectamente digestivo. Sigan bebiendo Oporto y más tarde o más temprano, surgirá un hombre entre los médicos que demostrará que el oporto es la única defensa segura contra la gota. Puede que el especialista le haya recomendado que lleve a sus hijos a la playa. Pero si tarda mucho en hacer el equipaje es muy probable que este mismo especialista descubra que la brisa marina es perjudicial, antes de que se pongan de viaje. Las máximas autoridades pueden haberle dicho que ponga la cama en el jardín trasero de su casa durante un año. Al año siguiente, le dirán que plante los tulipanes en el dormitorio. De hecho, leí hace poco un artículo médico que decía que había que abandonar las curas de aire fresco porque el aire fresco no es tan bueno como se creía".

Lamento comunicarle, Don Pedro, que ha surgido entre los españoles un tufo de sospecha acerca de la evidencia o verdad científica y que aumenta el número de rebeldes que empiezan a sospechar que la ciencia es el nuevo puritanismo, pernicioso credo religioso, de raíces fascistas, según el cual, todo aquello que me gusta es pecado -pecado civil, por supuesto- o provoca colesterol.

En resumen, que la pospandemia empieza a debilitar la evidencia científica... al menos en Madrid. La gente ha decidido vivir, un pensamiento romántico e inevitablemente promiscuo que debe ser exterminado. Democráticamente, claro, en nombre de la mayoría social, responsable de reprimir a la mayoría de los ciudadanos en nombre de la evidencia científica y de la inclusividad... mayormente.